Italia es diferente

El Periodico, JOSEP Pernau, 06-02-2009

Los italianos son un pueblo de inmigrantes. Ya en la remota antigüedad, con el nombre de romanos, viajaron a la Iberia de nuestros abuelos y se quedaron. En los dos últimos siglos invadieron América de mano de obra sobrante en Europa, y así se universalizo la pizza.
Ahora el Gobierno ha puesto puertas al campo, y una ley de tolerancia cero rige para los extracomunitarios y los gitanos. Otra ley que se vota estos días definirá a la persona merecedora del certificado que le ha de permitir vivir tranquila: que tenga una vivienda digna. Para el ministro del Interior, Roberto Maroni, un lujoso habitáculo es garantía de orden y honradez.
América fue generosa. Los inmigrantes se extendieron a millones por las tierras vírgenes del continente americano, desde los lagos del norte hasta la Patagonia, y con ellos se instalaron en torno a Chicago hombres procedentes de Sicilia y de Nápoles, a los que no movía el interés por cultivar tabaco o maíz, sino el de formar una sociedad tan secreta como rentable, dirigida por capos de nombres tan famosos como los de Lucky Luciano y Al Capone.
En nuestros días, Europa ve con horror la aberración de las cárceles secretas creadas por EEUU en Guantánamo y espera que el presidente Obama cumpla su palabra de clausurarlas. Y sorprende que a la vez Europa sea tan permisiva con el Gobierno de Berlusconi que ha creado cárceles enmascaradas de chalets playeros en Lampedusa. La isla tiene la ventaja para los carceleros de que hay que escapar nadando. En las últimas horas se han anunciado medidas que eviten la comparación con Guantánamo. Que sea verdad. En La vecina Sicilia se acuñó la frase de que “hay que cambiar alguna cosa para que todo siga igual”. Saben mucho de limpieza de fachadas.

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