«Hubiera preferido que me pegara con la porra»
Un joven bilbaíno denuncia a un policía por tocarle los genitales en un cacheo, «sin haber hecho nada»
El Correo,
,
06-02-2009
Rubén Cayón, de 21 años, caminaba con un amigo de origen africano por la calle Blas de Otero, «a la vuelta de mi casa», en el barrio bilbaíno de Deusto. Era aproximadamente la una menos diez de la madrugada del domingo 24 de enero. De repente, los dos chicos vieron «una actuación de la Policía Municipal con unos magrebíes» en la acera de enfrente. Al parecer, los agentes estaban registrando a tres jóvenes sospechosos en el interior de un portal. Su amigo empezó a grabar la escena con el teléfono móvil.
Según figura en la denuncia que ha presentado ante la Ertzaintza, un policía les descubrió y se dirigió hacia su amigo. «¿Qué estás grabando?», le espetó. A continuación, le pidió que le entregara el aparato y, tras comprobar, lo que había en el vídeo, lo borró. El uniformado ordenó después a los dos chicos «que sacáramos todo lo que teníamos en los bolsillos y la documentación».
Este agente – de unos 55 años, según el denunciante – , «al ponerme yo borde, me empujó y me dijo que me apartase», pero Rubén se quedó. «Yo no he hecho nada, no tengo por qué sacarme nada de los bolsillos, estoy al lado de mi casa, hay gente conocida y me puede ver cualquiera», contestó.
En ese momento, apareció un segundo agente, más joven, que le dijo a su compañero: «Éste déjamelo a mí». Le colocó contra la pared con las piernas y los brazos abiertos y le obligó a sacar los klínex y el móvil que llevaba en el pantalón. Entonces, «se puso unos guantes de látex para registrarme», recuerda el joven al que le cuesta reproducir el momento, probablemente por vergüenza. «Creí que me iba a cachear sin más», pero le hizo pasar «un mal momento». «Me parcheó los bolsillos y sin venir a cuento me levantó la sudadera y el niqui por detrás y me pasó las manos entre las nalgas… por el ano».
«A patadas»
Rubén se revolvió. «¿Qué estás haciendo?», le preguntó. El agente denunciado le volvió a poner contra la pared y, mientras le agarraba del pelo, le abrió las piernas «a patadas». Entonces, «me tocó los genitales por delante», desvela. El joven, que ha terminado sus estudios de un módulo de Telecomunicaciones e Informática y ahora busca trabajo, se sintió «vejado, he estado mal dos días». Al llegar a casa se lo contó a sus padres, a quienes les pareció un «abuso del uniforme», una «actuación desmedida» y un ejemplo de «prepotencia» por parte del policía. En opinión del padre Ezequiel, el agente quiso que su hijo «se sintiera humillado». «Hubiera preferido que me pegara con la porra, o que si pensaba que le había desobedecido o no había respetado su autoridad, le detuviera», se queja el padre, mientras su hijo asiente.
Rubén denunció los hechos «para que no se lo vuelva a hacer a nadie». «Espero que no sea una práctica habitual,. Entiendo que si hay sospechas de que he matado a alguien o robado… pero yo no había hecho nada», repite enfadado.
El joven está convencido que el color de la piel de su amigo tuvo algo que ver en la reacción de los agentes. «No sé si fue racismo, pero si mi amigo hubiera sido blanco, no habría pasado esto».
Por su parte, la dirección de Seguridad Ciudadana del Ayuntamiento de Bilbao afirma que «lo va a investigar» para tratar de esclarecer el caso. «Está en manos de los jueces y ellos tendrán que determinar si ha sido una actuación inadecuada». Los responsables de la Policía Municipal «son los primeros interesados en que todo se solucione y en que se sepa si el agente ha sido responsable de una mala praxis», indicó un portavoz.
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