CONFLICTO ENCONADO EN EL REINO UNIDO

Dos nucleares británicas también paran por el empleo de extranjeros

La huelga en el sector energético se extiende y abre fisuras en el Gobierno

El Periodico, , 03-02-2009

BEGOÑA ARCE
LONDRES

Los paros contra la contratación de empleados extranjeros en el sector de la energía siguieron ayer extendiéndose por el Reino Unido y provocaron las primeras disensiones en el seno del Gobierno laborista. Los empleados de dos centrales nucleares, Sellafield y Heysham, y de varias refinerías y plantas de energía se sumaron a la protesta contra la supuesta discriminación de los trabajadores británicos.
La movilización no ha afectado al suministro de gas y electricidad, pero está provocando un creciente malestar en el Ejecutivo de Gordon Brown. La presión aumenta sobre el primer ministro para que revise la actual legislación sobre empleo.
Brown había calificado de “indefendible” la posición de los huelguistas, pero el ministro de Sanidad, Alan Johnson, rompiendo con la línea oficial, ha pedido nuevas directivas de la Unión Europea para prevenir que los derechos de los trabajadores británicos puedan verse “mermados”.
El conflicto estalló la semana pasada en la refinería de Lindsey, donde una firma italiana ha contratado a italianos y portugueses para construir una nueva instalación. Con el paro en ascenso en el Reino Unido, los empleados británicos se sienten desprotegidos.
La huelga, de tintes proteccionistas, puede prender una mecha peligrosa. La actitud de los huelguistas ha sido tachada de “odio xenófobo contra los sicilianos” por el gobernador de Sicilia, el conservador Raffaele Lombardo, que ha amenazado con romper las negociaciones con un grupo británico que pretende construir una planta de regasificación en Siracusa.

RAMIFICACIONES
Las ramificaciones internacionales del conflicto podrían no terminar ahí. Los sindicatos están contactando a los diputados de Westminster para protestar por el uso de trabajadores españoles en la central eléctrica de Staythorpe, en el condado de Nottingham, según adelantaba ayer el diario The Independent.
En la Cámara de los Lores, el ministro de Comercio e Industria, Peter Mandelson, rechazó los argumentos de los líderes sindicales. Mandelson negó que la multinacional Total, propietaria de la refinería Lindsey, hubiera discriminado a los británicos o estuviera ofreciendo a los empleados extranjeros sueldos y condiciones por debajo de lo que marca la legislación laboral. Mandelson recordó que, bajo las leyes de la Unión Europea, las empresas tienen el derecho a subcontratar a quienes les parezcan “más adecuados” para el trabajo.

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