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Protestas en el Reino Unido contra los trabajadores foráneos

La Voz de Galicia, Manuel Allende | Corresponsal, 03-02-2009

| Un invierno marcado por el descontento social

Cuando un asesor cercano al primer ministro británico Gordon Brown le dijo que cabía la posibilidad de que el país hiciera frente a un «invierno del descontento», al premier le cambió la cara. Sabía a lo que se refería su ayudante. De inmediato le vinieron a la cabeza las imágenes de conflicto social de los años setenta, enfrentamientos de trabajadores con la policía, piquetes cerrando establecimiento, activistas alrededor de fuegos y barricadas improvisadas en la calle, una situación que desembocó en el fin del laborismo y la llegada de Margaret Thatcher al poder.

A los trabajadores de la refinería de Total en Lindsey, en huelga desde el viernes, se unían ayer cientos de empleados de dos nucleares – entre ellas Sellafield, con 900 personas en plantilla – y de otras plantas de energía basadas en el carbón de Inglaterra, Escocia y Gales.

Todos ellos se han agrupado en torno a un movimiento cuyo principal lema es el de «Puestos de trabajo británicos para los trabajadores británicos», que cuenta ya con el apoyo de una veintena de empresas del sector de la energía y que pide al Gobierno de Brown la adopción de medidas que protejan los puestos de trabajo.

El personal de la refinería de Lindsey decidió ir a la huelga el pasado viernes después de que la firma italiana IREM decidiera contratar a 500 italianos y portugueses para construir una nueva unidad de procesado en las instalaciones que Total tiene en North Lincolnshire (norte de Inglaterra.

Verdad a medias

El Gobierno de Brown califica el paro de xenófobo, pero esta es solo una verdad a medias. Y es que esta huelga constituye la primera reacción de los trabajadores ante la grave situación económica y de empleo (la tasa de parto alcanza ya el 6,1%) por la que atraviesa el Reino Unido. Los propios huelguistas rechazan que sus protestas se dirijan contra los extranjeros. Lo que se está exigiendo, dicen, es la igualdad de condiciones para todos los empleados y de lo que se trata es de impedir que una mano de obra foránea más barata acabe arrebatándoles sus puestos de trabajo.

La movilización conlleva también cierta carga de humillación personal para el primer ministro. Y es que, fue precisamente Brown quien durante una discurso en el 2007 pronunció la frase que ahora le echan en cara: «Puestos de trabajo británicos para los trabajadores británicos», para mostrar sus deseos de una fuerza laboral británica más competitiva en la economía global.

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