"El euskera ayuda para los 'papeles"
El País, , 02-02-2009Cuando eligieron escolarizar a sus hijos en el modelo D, íntegramente impartido en euskera con el castellano como asignatura, los chilenos Brian y Claudia no tardaron en darse cuenta de que les iba a ser imposible ayudarles con los deberes en un idioma que no entendían. Llevan unos dos años instalados en Getxo y han dado el paso de acudir a un euskaltegi para evitar que el desfase cultural entre ellos y sus pequeños no vaya agrandándose. “Dentro de poco, será nuestro hijo de nueve años, Jahir, quien empiece a ayudarnos con la tarea”, bromean, sin descartar que esta paradoja termine siendo una realidad.
Las razones que empujan a los inmigrantes a interesarse por el euskera resultan tan variadas como el mismo colectivo. La principal motivación sigue dependiendo del grado de utilización de la lengua vasca en el entorno en el que se mueven y sus planes de futuro. Y, aunque al llegar a Euskadi a menudo deben lidiar con cuestiones más prioritarias, como encontrar una vivienda adecuada, un trabajo decente o regularizar su situación, acudir al euskaltegi puede tener un doble beneficio y facilitarles también la consecución de los anhelados papeles.
Las esperanzas de regularizar su situación pasan generalmente por el procedimiento del arraigo social. Para ello, deben acreditar que han vivido en España al menos tres años, que carecen de antecedentes penales y tienen que encontrar a un empresario dispuesto a ofrecerles un contrato de trabajo a sabiendas de que no podrán trabajar hasta varios meses después. La regularización por arraigo también implica acreditar vínculos familiares con otros extranjeros residentes o, en su defecto, que el Ayuntamiento donde residen emita un informe que evalúe positivamente su grado de integración en la vida del municipio. Ahí es donde su interés por el idioma puede jugar a su favor, pues entre los puntos a considerar figura el “grado de conocimiento de la lengua o lenguas oficiales” de su lugar de residencia, así como su inserción en las redes sociales del entorno (si vive aislado entre miembros de su propia comunidad o si se relaciona con gente autóctona) y su interés por programas educativos o de formación laboral.
“Aprender euskera me viene muy bien para el informe del arraigo social, ayuda para los papeles”, señala uno de los inmigrantes que asisten a clase en Getxo, que prefiere no ver su nombre publicado. “No sé exactamente qué tanto se está valorando, pero, según tenemos entendido, es sólo una variable más entre otras”, explica Iñaki Ramírez de Olano, de CEAR Euskadi, coordinador de un estudio sobre el interés por el euskera entre los extranjeros atendidos por esta ONG.
El tripartito ha mantenido la estrategia de fomentar, sin imponer, el aprendizaje de esa lengua. El segundo Plan Vasco de Inmigración concreta la intención de “asegurar y facilitar el pleno acceso de extranjeros a la cultura vasca” y al aprendizaje de los dos idiomas oficiales. El ejemplo contrario se puede ver en Cataluña, donde quienes quieran regularizar su situación deberán en un futuro acreditar un conocimiento mínimo del catalán para obtener el preceptivo certificado del Ayuntamiento necesario para el arraigo.
Nueve personas escuchan atentamente las explicaciones de Izaskun, la profesora, en el euskaltegi municipal de Getxo. En su libro de texto, realizado por el HABE, los alumnos tienen que rellenar los espacios tras escuchar una grabación o ver un vídeo. En uno de ellos, personajes como la consejera de Cultura, Miren Azkarate, o los ex futbolistas Julen Guerrero y Bixente Lizarazu cuentan de qué ciudad son. Páginas antes, un mapa muestra cómo sería Euskal Herria si los siete territorios vascos estuviesen unidos, resaltando las fronteras con Francia y España. “Me inscribí porque mi novia lo había hecho y no me pareció mala idea. A ella le pedían nociones de euskera para cuidar niños. Además, eso me permite hablar con mi sobrina”, cuenta Aymer, colombiano de 28 años.
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