«Estamos hermanados con el pueblo judío». Con estas palabras, el conseller de Interior y Relaciones Institucionales, Joan Saura, quiso reconciliarse con una comunidad que, gracias a la intervención del presidente José Montilla, renunció en el último momento a vetar el acto institucional organizado por el Govern y el Ayuntamiento de Barcelona para recordar a las víctimas del Holocausto nazi.

El colectivo hebreo decidió acudir a este evento tras aceptar las excusas dadas por Montilla en la reunión que, 24 horas antes, había mantenido con el presidente de la comunidad israelí, Teodoro Burdman. Previamente, el mandatario catalán se había entrevistado con el embajador de Israel, Raphael Schultz, quien en una durísima carta al «president», acusó a Saura de crear un clima de hostilidad hacia el pueblo hebreo que derivó en pintadas en una de las sinagogas de Barcelona. «Estamos aquí por deferencia con el presidente Montilla», aseguró ayer Sophie Haziot, miembro de directiva de la comunidad israelita de Barcelona.

«Prejuicios antisemitas»

Saura, que hace varias semanas asistió a una manifestación propalestina y comparó ese acto con las protestas contra ETA, pronunció un discurso con el que intentó justificar su actuación. «Los catalanes siempre hemos rechazado la guerra y hemos defendido la paz», dijo el conseller, quien dijo ser consciente de «lo que puede llegar a provocar la manipulación, la explotación y el uso partidista de los prejuicios antisemitas».

Asimismo, instó a vigilar «las actitudes que ponen en peligro la convivencia y a combatirlas con instrumentos democráticos», y añadió que «el Holocausto nos exige el deber de recordar para que se pueda hacer justicia con las víctimas y éstas no vayan a la fosa común del olvido».

En el acto intervino la investigadora Anna Mirga, quien recordó la persecución del pueblo gitano – se habla de un millón de víctimas – , «una de las minorías más grandes de Europa, pero también la menos conocida». El genocidio de este colectivo es objeto de una exposición inaugurada ayer en la Sala Clavé del Palau de la Generalitat. Asimismo, la presidenta de Amical de Mauthausen, Rosa Toran, aludió a los 450.000 exiliados españoles que cruzaron la frontera francesa para, en muchos casos, caer en manos de Hitler.

Finalmente tuvo lugar el encendido de velas en la plaza Sant Jaume que, inicialmente, quiso suprimir Saura, uno de los detonantes de la crisis entre Govern y comunidad judía.