COMENTARIO DE EL DÍA
Presidente negro, no subsahariano
El Día, , 22-01-2009NOS LLAMA la atención que la prensa norteamericana se refiera al primer presidente negro de los Estados Unidos cuando habla de Barack Obama. No hay ningún inconveniente en los medios de comunicación de ese país para decir que el nuevo mandatario es negro. Aquí, en cambio, somos lo suficientemente hipócritas para no llamar negro o negra a una persona de color, y utilizamos el término subsahariano. Y si se trata de alguien de Estados Unidos, como es el caso de Obama, decimos, de una manera no menos cínica, que es un afroamericano.
Envidiamos a un país de libertades como Estados Unidos, donde no existen grupos ecologistas que presentan denuncias previamente redactadas por un político fracasado que vive de juzgado en juzgado contra quien llama blanco a quien es blanco, negro a quien es negro y cobrizo a los nativos de esta etnia. ¿Es denigrante el término negro? En ese caso, pensamos nosotros, también tendría que serlo decirle a un chino que es amarillo. Se puede ser amarillo con mucha honra si se ha nacido en el Celeste Imperio. Otros, para desgracia nuestra y de estas Islas, amarillean de envidia. Es el caso de la serpiente mediática canariona. En definitiva, en Norteamérica no hay ningún grupo ecologista, ni diputado o concejal socialista, que presente una denuncia por decir que alguien es negro o piel roja, siempre que se haga con respeto como siempre lo hemos hecho nosotros.
Los estadounidenses son gente civilizada que cuenta con políticos valiosos, en vez de la podredumbre que padecemos aquí. Una iniquidad de nuestros dirigentes que queda de manifiesto en la foto publicada ayer en la página dos de este periódico: un mendigo arrastra por las calles de Santa Cruz sus escasas pertenencias. Tan escasas, que caben en una caja de cartón. Lo peor es que su situación no es excepcional. Todas las noches, cuando en los supermercados sacan la basura con los productos que ya han caducado, muchos indigentes se lanzan a buscar entre los contenedores. No son sólo personas venidas de fuera en pos de mejores condiciones de vida. Muchísimas veces se trata de canarios. Gente de nuestra tierra, arrojada a la miseria mientras sus señorías del Parlamento de Canarias se suben los sueldos. ¿Cómo es posible que ningún parlamentario, ni siquiera el paria de la tierra, haya sido capaz de renunciar al sueldo, al sobresueldo y a las comisiones que se han asignado? Esto es indignante. Este Parlamento debería cerrarse porque quienes están ocupándolo son enemigos del pueblo; la infamia que han cometido al subirse los sueldos es propia de los enemigos del pueblo. Deberían ser juzgados por este descaro. ¿Justificará también Cristina Tavío la miseria de los canarios, como justificó en su momento la subida de sueldos, aludiendo a que se trataba de una medida impopular pero necesaria?
Estos políticos tienen que ser barridos. Ninguno de ellos puede figurar en el nomenclátor de hombres y mujeres relevantes de Canarias cuando llegue el año 2010 y estas Islas sean un país soberano. Mientras no rectifiquen sus actuaciones parlamentarias, incluso en contra de la libertad de información; mientras no corrijan sus actuaciones judiciales, los admitiremos como personas pero los despreciaremos como políticos. Canarias no se merece a estos individuos e individuas; Canarias tiene que aspirar a dirigentes con las manos limpias y las ideas claras si quiere ocupar el lugar que le corresponde en el mundo.
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