"El agresor me lo agradecerá algún día"

La Vanguardia, , 22-01-2009

ENRIQUE FIGUEREDO – Barcelona

Interior concederá la medalla al mérito policial a dos testigos que salvaron la vida de la víctima
Wilson A. Ribera no se siente un héroe. De hecho, al relatar lo ocurrido durante la mañana del martes en la Sagrada Família no sabe explicar muy bien por qué decidió actuar contra un hombre que estaba apuñalando a una mujer en plena calle. Lo hizo sin más, y eso que iba acompañado de su esposa cuando decidió intervenir. Se interpuso entre ellos. Noqueó al homicida y puso a la víctima a salvo. “Sólo cuando todo se calmó me di cuenta de que había corrido mucho peligro y me pregunte qué había hecho. Sencillamente, ocurrió así. Está claro que no había llegado la hora de esa chica”, asegura este fontanero y albañil ecuatoriano de 36 años, que lleva seis viviendo en España. “Yo imagino que estará en contra de lo que hice, pero el agresor me lo agradecerá algún día – reflexiona este hombre valiente-.Evitamos que la matara”.

El relato de Wilson es muy sereno a pesar de hablar a una gran velocidad. Rememora los hechos con gran precisión pero sin apasionamiento, como si la cadena de acontecimientos hubiera sido inevitable, como si un ente superior hubiera escrito el guión.

Wilson iba en su coche acompañado de su esposa. Circulaba por la calle Sicília, que asciende en dirección a Horta-Guinardó. A medida que se acercaba a la confluencia con la calle Provença, le pareció ver lo que eran dos personas peleándose y se lo dijo a su mujer. “Conforme nos fuimos acercando me di cuenta de que era más serio. Un hombre estaba apuñalando a una chica”, relata este héroe anónimo por decisión propia. Prefiere no desvelar por completo su identidad. “Tengo una hija, ¿sabe?”, afirma Wilson explicando su decisión. Tiene una niña de tres años a la que ayer, como tantas otras veces, fue a recoger al colegio a las cinco de la tarde. Esta es una de sus dos hijas, la que nació en España, pero tiene otra que vive en Ecuador, de donde regresó el pasado mes de noviembre después de pasar unos días en su tierra natal.

“Vi cómo esos señores que van de amarillo que ponen multas de aparcamiento se escondían entre los coches y a un señor con una vara de medir el gas golpeando al agresor”, explica. Bajó del coche y se fue hacia la chica. El homicida se dirigió hacia él. “Saqué del maletero unos cuantos tramos de tubería de plomo que había retirado de un piso y se los lancé-rememora Wilson-.En algunas ocasiones le acerté de lleno”. Aprovechando uno de los golpes que dejó desorientado a Jesús María P. A., agarró la mano de la joven y se la llevó. La metió en el coche y le pidió a su esposa que cerrara los seguros. “Pero estaba bloqueada, no acertaba a hacerlo”, añade. Mientras las dos mujeres permanecían en el coche, él fue defendiéndose con una llave inglesa. Los tubos de plomo se habían acabado. En una maniobra rápida, logró meterse en el coche y arrancarlo. Recorrió media manzana. La mujer herida no dejaba de llamar por teléfono a alguien al que repetía: “Me han hecho daño, me han querido cortar”. “Cuando regresé, ya estaba todo controlado por la policía y una ambulancia se llevó a la mujer. Espero poder ir a verla pronto al hospital”, dice Wilson. La mujer está en el hospital de Sant Pau, fuera de peligro.

El conseller de Interior de la Generalitat, Joan Saura, propuso ayer la concesión de la medalla de bronce al mérito policial con distintivo azul a Wilson A. Ribera y a otro ciudadano, Miguel Ángel,por evitar la muerte de la joven poniéndose en una situación de grave peligro.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)