«Ni a un cerdo se le mata de la forma en que le estaba acuchillando, con puñaladas en la cabeza y la mujer dándole patadas para defenderse». «No ha titubeado en ningún momento. Estaba muy tranquilo. Incluso cuando la chica ha caído al suelo ha ido a buscarle el cuello y no ha parado». Wilson, un joven inmigrante ecuatoriano, evitó ayer que un individuo acabase con la vida de su ex pareja a plena luz del día en Barcelona. A pesar de que la víctima recibió media docena de cuchilladas, principalmente en el cuello, permanece estable dentro de la gravedad y no se teme por su vida.

Sobre las nueve de la mañana, muy cerca del templo de la Sagrada Familia, un hombre, español de 35 años, y una mujer, de unos 30 y de origen extranjero, caminaban por la acera cuando, de repente, el varón sacó un cuchillo de cocina de grandes dimensiones y empezó a apuñalar a la mujer de forma «encarnizada» en medio de la calle y delante de numerosos testigos. Algunos vecinos intentaron separarles sin éxito, hasta que el joven ecuatoriano, que circulaba por la zona en coche, se detuvo en seco y consiguió golpear al agresor en la espalda y en la cabeza con una sierra y una llave inglesa que llevaba en el turismo. «Yo venía de mi trabajo. Vi lo que pasó y me metí. Sólo eso», explicó Wilson, tras lamentar que otros transeúntes «se escondieran entre los coches aparcados en lugar de actuar».

Acto seguido, aprovechó el desconcierto del atacante para meter a la mujer en el interior de su coche y protegerla mientras esperaban la llegada de la Policía y las ambulancias. Varios peatones rodearon entonces al agresor hasta que llegó una patrulla, que redujo al atacante. Sin antecedentes, ha sido acusado de intento de homicidio.