NUEVA ERA EN LA CASA BLANCA / los festejos / TESTIGO DIRECTO

Los latinos quieren salir en la foto

El Mundo, PABLO PARDO / Washington, 20-01-2009

Los hispanos pujan por hacerse escuchar con una gala para celebrar el cambio Los latinos de Estados Unidos – es decir, las personas nacidas en América Latina o cuyos ancestros proceden de allí – son más de 45 millones de personas. El 15,1% de la población.Pero en las elecciones del 4 de noviembre, su porcentaje del voto, a pesar de alcanzar un récord histórico, apenas fue del 9%. No sólo eso. Los dos principales candidatos, McCain y Obama, les ignoraron olímpicamente.


Sin embargo, ellos están decididos a que su voz se escuche, pese a su escasa movilización política, su falta de líderes y a que la Historia les ha puesto en el peor lugar, como una comunidad que molesta al mismo tiempo a negros y sindicatos, dos grupos de poder fundamentales dentro del Partido Demócrata, y a los defensores de las esencias anglosajonas de EEUU, una de las corrientes ideológicas más poderosas del Partido Republicano.


Y, para dejarse ver en el abigarrado calendario de fiestas de estos días en Washington, nada mejor que una fiesta para celebrar la llegada de Obama a la Casa Blanca. Por 200 dólares (170 euros, sin incluir las copas), unas 2.500 personas de la comunidad latina de Washington se reunieron el lunes por la noche en el vestíbulo de la Union Station, la estación de tren de la capital de EEUU, para saludar al presidente.


Era una reunión con dos estrellas confirmadas y una más cuya presencia muchos esperaban, pero que no apareció. Los dos primeros fueron la actriz y cantante Jennifer Lopez y su marido, el cantante Marc Anthony. Sin embargo, a quienes muchos de los asistentes querían ver era Barack Obama. Pero el presidente, sin embargo, no fue a la Union Station.


Las personalidades más cercanas a Obama que se dejaron ver fueron el futuro secretario del Interior, Ken Salazar, y de Trabajo, Hilda Solis. Un pobre panorama, sobre todo si se compara con la nómina de invitados a la fiesta que dio en su casa la columnista de The New York Times, Maureen Dowd, a 20 minutos en coche de Union Station, cuyas estrellas eran el multimillonario socio de Steven Spielberg David Geffen, el jefe de gabinete de Obama, Rahm Emanuel, y el ex presidente de la Reserva Federal Alan Greenspan.


Así que, si Obama no estaba allí, y si el presidente no quiere ni que se le mencionen en su presencia las palabras «reforma de la inmigración», ¿qué se celebraba? «Que Estados Unidos será pronto un país latino», explicaba Geraldo Rivera, una de las estrellas de la cadena de noticias Fox News, propiedad de Rupert Murdoch. Rivera siempre ha destacado por su republicanismo. Y por su capacidad de buscar bronca. Son famosas sus crónicas desde Afganistán, cuando alardeaba públicamente de llevar una pistola por si se encontraba con Bin Laden.


Pero, al igual que otros muchos correligionarios, ha caído cautivado por el nuevo presidente. ¿No es Obama un pacifista peligroso de los que Rivera sistemáticamente vapulea en sus programas? «No, estoy totalmente en desacuerdo con eso. Es un hombre hábil, joven, con ideas, valiente», explicaba. A su izquierda, su esposa, varias décadas más joven que él, asentía en silencio.


La gala latina tenía algunos elementos característicos de nuestra cultura. Por ejemplo, la incapacidad de cumplir el horario previsto.Mientras el goteo de estrellas seguía y las actuaciones musicales quedaban separadas por largos minutos de silencio, el congresista Xavier Becerra echaba un cable al ausente presidente al afirmar desde el estrado que Obama «ha tratado de incluir a más latinos en el gabinete».


Poco después, cuando ya habían pasado por la alfombra roja entre otras Paulina Rubio y Shakira, llegaba el cantante español Alejandro Sanz, destacado partidario de Obama, y otro que ha puesto una considerable dosis de esperanza en él. «Lo que espero de Obama es que realmente cumpla todo lo que ha dicho, que sea como parece que es», dijo el cantante. Pero, ¿y en el terreno de las realidades terrenales, qué espera de Obama Sanz, que vive en Miami, la capital del exilio cubano de EEUU? «Que revise el embargo y vea si está bien hecho».


La gala iba ya con hora y media de retraso, mientras los diplomáticos, lobbyistas y funcionarios, todos de riguroso esmoquin, seguían dándole al vino y al champán (a seis y ocho dólares la copa).A las once y media, y aunque no habían actuado ni Sanz ni Rubio, ya había cola a la puerta de Union Station esperando taxi. En riguroso orden, los asistentes aguardaban a siete grados bajo cero. Hasta que dos chicas negras se colaron y estalló la protesta.De nuevo, los latinos tenían que conformarse con esperar en la cuneta.


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