El crimen organizado se recrudece
ABC, , 18-01-2009La crónica negra madrileña ha dejado en las últimas semanas tres capítulos de lo más sangrientos: el asesinato de un abogado en el barrio de Chamartín, el de un capo de la mafia colombiana en pleno Hospital Doce de Octubre y el tiroteo que acabó con la vida de un portero de discoteca del clan mafioso de «Los Rompecostillas» y de un relaciones públicas de otro local. Todo, en tres semanas.
Pero esta situación no sólo está afectando a los clanes mafiosos que campan por Madrid y su área metropolitana. La espiral de violencia sacudió también a un ciudadano de a pie, el joven Álvaro Ussía Caballero, de 18 años, muerto el 15 de noviembre en la discoteca El Balcón de Rosales, a manos, presuntamente, de tres porteros del local. Lo ocurrido aquella madrugada ha levantado una polvareda incluso política, que ha provocado, entre otros asuntos, que se regule desde la Comunidad de Madrid el sector de los porteros. Aun así, la clave de todo, la seguridad en el interior de los locales – donde se originaron los sucesos tanto del Balcón de Rosales como de la discoteca Palace Heaven – sigue siendo una cuestión que nadie toca, más allá de los esfuerzos por parte de la Policía – especialmente, de la Udyco – por luchar contra el crimen organizado.
Alarma política
Semejante situación ha hecho saltar las alarmas en los estrados más altos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, empezando por el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, que sitúa ahora la lucha contra el crimen organizado en el objetivo número uno en Madrid. Y tampoco andan las cosas muy tranquilas en la Jefatura Superior de Policía, donde su dirigente, Carlos Rubio, pide resultados ya. La delegada del Gobierno, Soledad Mestre, necesita presentarse ante la opinión pública con algún criminal recién metido en el calabozo. Pese a la imagen que el alcalde, Alberto Ruiz – Gallardón, quiere dar de la seguridad en la capital – esgrimiendo que la ratio es de 1,41 homicidios /asesinatos por cada 100.000 habitantes, una cifra muy inferior a la de la mayor parte de las capitales de los países de la Unión Europea – , la realidad es que en la región se produjeron el año pasado 73 crímenes (un 30 por ciento más que durante 2007), de los cuales, 41 tuvieron lugar en la capital.
Las cifras son elocuentes. En España operan más de 400 bandas de crimen organizado. ¿Cuántas en Madrid? Aunque la Delegación del Gobierno las cifre en 27, la mayoría de estos grupos no entiende de fronteras entre comunidades autónomas. Y Madrid es la capital de España, tanto para lo bueno, como, en este caso, para lo malo.
Bandas de ida y vuelta
Asimismo, tampoco son pocas las bandas organizadas que acuden a nuestro país desde países como Rumanía, Bulgaria o Argentina para cometer sus golpes. Vienen, se llenan el bolsillo o perpetran sus ajustes de cuentas y huyen por donde vinieron. La libre circulación de rumanos y búlgaros por territorio comunitario ha favorecido la movilidad de delincuentes procedentes de estos países; es más, miembros del antiguo Partido Comunista búlgaro cuelan a sus criminales entre nuestras fronteras.
El miedo entre la sociedad que se están ganando a pulso las bandas del Este las trae, con el último suceso acaecido en la noche madrileña, a la primera línea de la actualidad. Le dan a todo lo que pueden: drogas, trata de blancas, tráfico ilícito de vehículos, falsificaciones de lo más sofisticadas… Pero su presencia más visible se da de noche, como porteros en discotecas y locales de moda.
Las mafias de los porteros
Eso fue lo que ocurrió en la discoteca Palace Heaven la madrugada del pasado lunes: «Miamis» contra «Rompecostillas». Ahí es nada. El enfrentamiento por el control de la seguridad ilegal en la noche, a cargo de verdaderos «machacas» de gimnasio y anabolizantes, ha degenerado en este baño de sangre. La banda de Rafi Venian, búlgaro de 35 años y apodado «Ivo» – aunque maneja otros dos alias – , es un ejército de rumanos, búlgaros y ucranianos, reclutados entre ex miembros de ejércitos y, cómo no, en gimnasios. Se le considera la banda más peligrosa y la mejor colocada: hasta un 85 por ciento de los locales donde la vigilancia está a cargo de mafias. Le siguen, muy de lejos, los grupos colombianos, que no sólo controlan las puertas de los locales de ocio, sino también todo con lo que se trapichea en el interior.
Las mafias de las «puertas» funcionan de manera similar a la de vigilancia de obras. Se presentan en el negocio y ofrecen sus servicios: sí o sí son las opciones. De lo contrario, puede ocurrir algo, como que alguno de los «rompecostillas» o de la banda de turno se presente en un local que ha dado una negativa por respuesta y se lo revienten. O que monten una gresca en plena discoteca con el aforo hasta arriba.
La pregunta que se suscita ahora es qué ocurrirá a partir del 5 de abril, fecha en la que, tras el decreto que regula el papel de los porteros en la Comunidad de Madrid, será indispensable contar con el certificado para ejercer esta profesión. Los legisladores, por supuesto, descartan que esto vaya a suponer una lucha bajo cuerda entre las mafias del sector. Pero está claro que un Catalin Stefan o un Pitoño (el presunto asesino de Álvaro Ussía) no se iban a presentar a unas pruebas en la Academia de Policía en la que es «conditio sine qua non» carecer de antecedentes penales.
Españoles y extranjeros, juntos
Por otra parte, cada vez se da más el estrechamiento de vínculos entre españoles y clanes extranjeros. Ocurre en el tráfico ilícito de vehículos (ciudadanos del Este), en el de cocaína (con suramericanos), pero no así con los siempre herméticos asiáticos. En este último vértice destacan los chinos.
La «marca amarilla» es muy endogámica, pero de lo más cruel. Impera una ley del silencio que, de quebrantarse, puede suponer la extorsión, el secuestro, la mutilación y, por supuesto, la muerte. El caso más reciente también es de estos días: la madrugada del día 14, la UDEV daba al traste con el secuestro, por parte de 16 chinos – algunos, amigos de familiares de la víctima – , del hijo, de 13 años, de un compatriota.
El secuestro se perpetró la noche del 3 de enero en Usera. La madre del adolescente, a las once de la noche, recibió dos llamadas realizadas desde el móvil del menor. Un compatriota le exigía 300.000 euros a cambio de volver a verlo con vida. Finalmente, el chico fue rescatado por los GEO en Illescas (Toledo). No se trata de un hecho especialmente aislado. Los expertos policiales se vuelcan en conocer mejor sus entresijos.
Carta desde la cárcel
Igualmente siguen las investigaciones, en España y Colombia, para aclarar la muerte del capo de la droga Leónidas Vargas, al que mataron disparándole cuatro tiros en su habitación del Hospital Doce de Octubre. Pocos días después eran asesinados en el país iberoamericano su hermano Fabio y su acompañante. Toda una «vendetta» que ha llevado a José Luis Vargas, el hijo de Leónidas, a pedir en un comunicado escrito desde la cárcel de Soto del Real a los asesinos, que den por saldadas las deudas y diferencias personales y respeten la vida de sus familiares.
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