testimonio | julio bravo | « Ñeta»

Julio Bravo es un colombiano de 24 años. Llegó a España con apenas 18, desde Ecuador. Se vio «en otro mundo» y lloró. «Dicen que los hombres no lloramos, pero yo me senté en un parque y comencé a hacerlo. Le decía a mi padre que quería regresar a casa». Ñeta desde hace cuatro años y representante de esta asociación en Unidos por el Flow, era un chico de la calle: «Fui la oveja negra de mi familia. Andaban metido en asuntos… y hasta me pegaron un tiro por la espalda. Cuando llegué a España decidí cambiar. No quería hacer sufrir más a mi madre y además luego nació mi hija». Bravo, que fue pinchadiscos en Ecuador y futbolista profesional, emigró para conseguir un futuro mejor. Aunque había comenzado la universidad en su país, se dedicó, como muchos otros jóvenes latinos, a trabajar en la construcción, de la que llegó a vivir «muy bien». «Mis amigos y yo no hemos venido a España a defender ningún territorio porque la calle no es de nadie», apunta Bravo, que vio en la iniciativa de Xaime López una oportunidad perfecta para demostrar que uniéndose y trabajando «se puede tener mucha fuerza». «Este proyecto es un claro ejemplo de que podemos vivir en paz. Llevándonos bien tendríamos una fuerza que no veas», dice.

Antes prácticamente no conocía a los latins y ahora ha hecho nuevos amigos. «Hablé mucho con King Manaba, que era mi compañero en los cursos, y fuimos haciéndonos amigos, hasta descubrimos que habíamos estudiado en la misma escuela en Ecuador».

Aclara Julio que este proyecto también sirve para limpiar la mala fama de ñetas y latins: «Hay gente que trabaja de verdad, que no nos metemos en problemas. Sí, llevamos nuestros ideales, pero estos nunca dicen que hay que matar o pelearnos con unos u otros, todo lo contrario».