Ajuste entre mafias de porteros

La Razón, Diana Valdecantos, 13-01-2009

¿ Mueren el jefe de seguridad de la Sala Palace y un relaciones públicas de Joy Eslava en un tiroteo
¿ El presunto asesino trabaja con un ex miembro de «Los Miami» y una víctima dirigía una banda rumana

MADRID – A Carlos Monje no le tiembla el pulso y conoce el submundo del hampa, pero nunca pensó que su conversación con unos compañeros del gremio iba a acabar con dos muertos y cuatro heridos. De hecho, iba solo y dejó la pistola en el coche. Un gesto amable que no sirvió de nada. Cerca de las tres de la mañana, este viejo conocido de la Policía se acercó a las puertas de la sala Palace donde la sesión más conocida como «Heaven» y de ambiente gay transcurría con normalidad.
Iba a arreglar unos asuntos relacionados con una extorsión, su delito preferido. Sin embargo, algo se torció. Como si se tratara de un «flashback» Carlos se cruzó con Catalin Stefan, más conocido como «Cata», uno de los jefes de una banda rumano – búlgara, con antecedentes por secuestro, que se dedica a la extorsión y que controla la seguridad de varios locales.
Se da la circunstancia que hace tres años Carlos y «Cata» tuvieron un enfrentamiento y Stefan pegó una paliza a Carlos.
Ante la posibilidad de que hubiese problemas, «Cata» ordena que desalojen a Carlos de la sala. Antes de echarle de malos modos, Monje recibe varios golpes. Le rompen la nariz. Herido, humillado y lleno de ira, regresó a su coche, que había aparcado en la cercana plaza de Celenque, y se hizo con su Glock, una pistola bastante buena y con piezas de plástico.
A pie y sangrando volvió a las puertas del local. Esta vez, no le tocaron y se cobró la venganza y los asuntos pendientes que tuvo en el pasado con «Cata». Carlos le disparó a bocajarro en el cuello.
Los compañeros de este rumano intentaron defenderle y arrebatarle el arma. Sólo sirvió para que otro portero recibiera un nuevo tiro en el muslo y se refugiase en el interior del local. Ante el jaleo que se había montado, los porteros de otra discoteca cercana, Joy Eslava, que también estaban a las órdenes de «Cata», acudieron a las puertas del «Heaven» para ayudar a su jefe.
Entre todos estos porteros y acólitos de Stefan, se encontraba el joven Alejandro Muñoz Rojas, relaciones públicas de Joy Eslava y ajeno a los negocios turbios del resto de los protagonistas de esta historia.
Escapada a tiros
Con la Glock en la mano, Carlos emprendió la huida como pudo con el resto de los porteros y el joven Alejandro tras él. Cuando llegó a la calle Arenal, intentó zafarse de sus perseguidores y volvió a disparar. La mala suerte alcanzó a Alejandro, de 24 años, en el pecho, que cayó al suelo a la altura de la calle Hileras y que falleció horas después en el hospital Gregorio Marañón.
Carlos continuó su escapada camino de su coche todavía con los porteros de discoteca a su espalda. En la misma plaza de Celenque, donde había dejado aparcado su vehículo, volvió a apretar el gatillo. A uno de los porteros le disparó por la espalda y al otro la bala le rozó y abrasó el cuero cabelludo.
Los Centauros de la Policía Nacional, así como los coches policiales que se encontraban en la zona, no tardaron en llegar a la plaza. En concreto, fue una pareja de Centauros compuesto por una mujer y un hombre los que primero se acercaron al homicida. Carlos ya casi subido a su coche volvió a lucir su Glock y encañonó a los agentes, aunque quizá al verse rodeado no disparó. Instantes después fue detenido.
Según fuentes policiales, en el momento de su arresto Carlos estaba muy nervioso y aseguró a los agentes que «no se arrepentía», «que lo volvería a hacer» y que se escaparía en cuanto tuviese oportunidad. Fue trasladado al hospital para recibir asistencia médica como consecuencia de la paliza que recibió a manos de los chicos de «Cata».
Carlos Monje Hidalgo, de nacionalidad española y 36 años, tiene numerosos antecedentes por extorsión y trabaja con un ex miembro de la banda de «Los Miami». Un grupo organizado desaparecido del que sólo quedan reductos y antiguos componentes de la famosa organización que se dedicaba a la extorsión.
Buen tirador
Según las mismas fuentes, uno de los trabajos de la banda de Carlos giraba también en torno a la seguridad de los locales nocturnos. Una circunstancia que hace pensar que se acercó al local para tratar, de forma amistosa, algún tema con el clan búlgaro al que pertenecía «Cata».
Carlos es, además, «hammerskin», una asociación de cabezas rapadas de ideología neonazi que nació en Dallas en 1987 y que en Madrid la conforma una de las facciones más violentas y peligrosas de la ultraderecha radical. Por eso, Carlos vestía con estética nazi e iba rapado.
Al parecer, conoce el uso de las armas ya que, en su huida a toda prisa y corriendo Carlos fue bastante certero en sus disparos. Experiencia en el mundo de la delincuencia no le falta. De hecho tenía una orden requisitoria de un juzgado pendiente.

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