Decenas de inmigrantes soportan estos días bajísimas temperaturas a cielo raso a las puertas del centro de Extranjería, en el barrio de La Purísima, también conocido popularmente como Barriomar. Ello implica que, desde las cuatro de la mañana, comienzan a formarse grupitos en el bajo del edificio Volante y a partir de las 7 de la mañana y hasta las 9, hora de apertura de las oficinas, comienzan las voces, los ruidos y, a veces, también los tumultos y las riñas por un lugar preferencial en la cola de acceso.
Esta situación, incómoda para los vecinos de la zona, que llevan muchos años soportando las molestias derivadas de las colas, pero también incruenta para los propios inmigrantes y hasta para los funcionarios que tienen que atender el servicio, tiene ya los días contados. La Delegación del Gobierno tiene previsto inaugurar este año un nuevo edificio para albergar el Centro de Extranjería, que estará situado en el polígono Cabezo Cortao, una zona industrial y no residencial, que acabará con los problemas para el vecindario, como ha venido ocurriendo hasta ahora.
El edificio está ya prácticamente terminado y los vecinos lo saben. Por eso, en la reunión que van a mantener este lunes con el delegado del Gobierno, Rafael González Tovar, le van a pedir que el traslado se haga de forma inminente. El presidente de la comunidad de propietarios, Mauricio Arrabal, indica que «no debe condicionarse a la terminación de las glorietas ni del aparcamiento. «Es ridículo que pasen frío cuando en el nuevo edificio van a estar en el paraíso, incluso con fotocopiadora, cajero y hasta una zona infantil para los niños».