Han nacido cuatro símbolos

El Periodico, JOSEP MARIA Espinàs, 07-01-2009

Los cuatro primeros bebés nacidos en el 2009, en cada una de las cuatro demarcaciones de Catalunya, son hijos de padres uruguayos, colombianos y – – dos – – marroquís. A una de las niñas le han puesto de nombre Laia, en homenaje a la Barcelona que les ha acogido.
Esto me recuerda una antigua conversación con mi hermano Lluís, cuando ejercía de médico. Hablábamos de medicina y salud en general, y me dijo que algunos médicos habían visto cómo se reducía su clientela y, especialmente, los pediatras. Mi hermano no lo era, pero tenía relación con ellos, y me aseguró que conocía el caso de algún pediatra que había cerrado la consulta. Al preguntarle por qué, la respuesta fue: “No hay niños”.
Fue un pequeño shock porque estaba acostumbrado a oír que no hay gasolina, que no hay carpinteros como los de antes, que aún no hay vacunas contra muchas enfermedades, etcétera. “No hay niños” me causó una gran impresión.
La frase tenía un tono dramático, si pensábamos: ¿qué será de nuestra sociedad, qué suerte le espera si los críos se están convirtiendo en una rareza? Estaba demostrado que el número de nacimientos disminuía en muchos países, sobre todo en Catalunya. ¿La sociedad del bienestar que se estaba instalando en Europa suponía el aplazamiento o la limitación de hijos? Había parejas que habían decidido no tenerlos, algunas como propósito definitivo, otras temporalmente. Cuando yo era joven, muchos matrimonios tenían cuatro o cinco, y algunos, más. También había quien proyectaba tener un hijo, pero más adelante. Los hijos no siempre ayudaban a progresar cuando él y ella trabajaban.
La posibilidad de evitar embarazos no deseados fue un cambio histórico, y en muchos casos, positivo. Pero ahora parece que la inmigración ha modificado el panorama. Muchos de los que acaban de llegar quieren tener hijos; si es por razones culturales o por otras, es una pregunta que deberán responder los entendidos, y yo no lo soy. Pero las cifras dicen que ha cambiado el ciclo y se abre una nueva oleada de nacimientos. Que Catalunya pase de los seis millones de habitantes a más de siete millones en tan pocos años significa que hay una oleada que afecta a las escuelas, los emparejamientos y la sanidad.
Quizás algunos médicos deberán reconvertirse en pediatras. Por suerte, todos los niños – – rumanos y marroquís, tortosinos y ampurdaneses – – tienen hígado, amígdalas, estómagos y pulmones del mismo tipo.

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