'El unificador' dirige Rotterdam
Ahmed Aboutaleb es desde hoy el primerinmigrante musulmán que accede a la alcaldía de una ciudad holandesa
El Correo,
,
05-01-2009
Todas las fotografías le muestran con una sonrisa dulce, una expresión elegante y vestido con un impoluto traje. Él posee el bastón de mando de la portuaria ciudad de Rotterdam desde hoy. Él, un marroquí con doble nacionalidad. Él, hijo de un imán que nació en el valle del Rif. Él, que aterrizó con su familia en Holanda hace 32 años. Él, Ahmed Aboutaleb, se convierte en la víspera de la cristiana fiesta de Reyes en el primer regidor musulmán inmigrante en este rincón del Benelux.
Es un hito histórico. Como cuando Michelle Bachelet asumió la presidencia de Chile. Sin embargo, este nombramiento, propuesto por sus compañeros de la mayoría socialdemócrata hace varios meses, se produce en un momento complicado, de gran tensión con la inmigración, debido a que la masiva llegada de jóvenes marroquíes a Holanda ha provocado cierto nerviosismo por problemas de orden público. Los ciudadanos ‘orange’ miran con recelo a los miembros de esta comunidad.
Y este licenciado en Telecomunicaciones, que se fajó en el mundo del periodismo como reportero y que soñaba con ser poeta, deberá mitigar esa desconfianza desde su nuevo cargo. De hecho, destacados dirigentes de la comunidad islámica ya le han encomendado esta misión. «Espero que, en calidad de primer alcalde marroquí del país, Aboutaleb logre corregir esta imagen», ansía Khalid Chokat, director del festival de cine árabe de una ciudad de poco menos de 600.000 habitantes, en la que conviven alrededor de 170 nacionalidades.
Se trata de un polvorín. Y esos buenos deseos, esas alabanzas a la designación de Aboutaleb, ya ex secretario de Estado de Asuntos Sociales en el Gobierno de coalición entre democristianos y socialdemócratas, han quedado eclipsados por las múltiples críticas de sectores radicales. «Designar a un marroquí alcalde de la segunda ciudad de Holanda es tan ridículo como nombrar a un holandés alcalde de La Meca», censuró Geert Wilders, líder del derechista Partido de la Libertad (PVV). Hay más. «Es un tipo de Amsterdam – ciudad ‘rival’ de Rotterdam – y un arribista que apoya al Ajax y no al Feyenoord local», le afean los herederos de Pim Fortuyn, líder ultraderechista asesinado que lanzó una campaña contra el islam en 2002.
En esa fecha, este hombre, casado y con tres hijos, ya era funcionario del Ayuntamiento de Amsterdam. Y en enero de 2004 se convirtió en concejal del Consistorio de la capital. Entonces, este ingeniero holandés – marroquí – los naturales del territorio norteafricano no pueden renunciar a su nacionalidad – dejó claro que a pesar de su carácter afable posee mano dura y no le tiembla el pulso para enfrentarse con sus compañeros de religión.
Evitar el caos
Ocurrió en noviembre de aquel año, cuando un islamista de origen marroquí asesinó al cineasta Theo van Gogh. El caos se apoderó de la capital neerlandesa. Y él salió a la calle, como edil de Educación, para evitar venganzas y ajustes de cuentas, con el odio étnico como justificación. Además, emprendió una dura lucha contra los fraudes en las ayudas sociales.
Lo consiguió. Como ahora se propone regir Rotterdam, con la negociación como principal valor. «Una característica esencial del islam», proclama ‘el unificador’, como le apodan. Los obstáculos, sin embargo, son grandes. Altos. Y se llaman extrema derecha. Aunque también cuenta con apoyos, como el del alcalde de Amsterdam, el judío Job Cohen. «Es altamente capaz. Trabajador y directo». Cuenta con seis años para demostrarlo.
(Puede haber caducado)