Editorial

Otro año siniestro

Diario de noticias de Gipuzkoa, , 31-12-2008

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ODAVÍA habrá que cruzar los dedos a falta de unas horas para que termine el año, no vaya a ser que un último e irrefrenable impulso machista haga variar la estadística y sume alguna víctima a las 69 mujeres asesinadas en 2008 por la violencia de sus parejas. Porque 69 mujeres muertas es la suma que iguala prácticamente a la cifra de 71 que llenó de espanto las conciencias de tantas víctimas propiciatorias que vienen aguantando la prepotencia machista en nuestra sociedad supuestamente avanzada. Las 69 mujeres asesinadas en el conjunto del Estado, seis en Euskadi, son el aterrador balance de un 2008 en el que los poderes públicos han dedicado un especial empeño en frenar esta escalada de crímenes a cuenta de la obsesión posesiva de los protomachos. Y como la reflexión sobre la estadística es ejercicio saludable para ir delimitando los límites de esta delincuencia de género, es necesario rozar lo políticamente incorrecto para constatar que de esas 69 víctimas 30 han sido mujeres inmigrantes y 26 los presuntos criminales que las asesinaron. A pesar de lo que pudiera parecer, está claro que no son entre inmigrantes la mayoría de los crímenes de género cometidos, pero es preciso entender que este elevado índice de origen extranjero entre los delitos de género tienen como base la marginación, la inestabilidad, la desestructuración y una buena parte de hábitos culturales. Esto significa que queda mucha tarea por hacer en cuanto a la integración por parte de los inmigrantes y en cuanto a la incorporación y admisión a la vida social de los receptores. En cualquier caso, y al margen de consideraciones étnico-sociales, la violencia de género tiene como principal causa originaria el desaforado sentido de posesión por parte de la pareja masculina, el arrebatado impulso machista que ciega cualquier discernimiento y las penosas condiciones de dependencia en las que muchas mujeres se encuentran. Un año más, no tenemos más remedio que hacer balance y para mal. De poco han servido los avances legales, las medidas de protección y las facilidades para la denuncia. Se cierra 2008 casi con tantos asesinatos machistas como 2007, un dato que nos impide afrontar con optimismo esa supuesta conciencia social de que nunca las relaciones de pareja se rigen por criterios de propiedad.

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