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Historias de una cola con historia

La Voz de Galicia, Agustín Bottinelli | Corresponsal, 31-12-2008

Al Consulado español en Buenos Aires acuden personas para pedir la nacionalidad española por motivos sentimentales o por legarles la ciudadanía a sus propios hijos

Al Consulado español en Buenos Aires acuden personas para pedir la nacionalidad española por motivos sentimentales o por legarles la ciudadanía a sus propios hijos

El Consulado de España en Buenos Aires ha recibido, hasta ayer, unas 10.000 solicitudes de personas interesadas en solicitar la nacionalidad española, al amparo de la nueva Ley de Memoria Histórica. Entre tantas personas se dan los más diversos motivos que impulsan la petición: desde quien quiere honrar a sus antepasados hasta quien piensa en el futuro de sus hijos al recoger la documentación.

El sistema de cita previa ha propiciado que ya no se vean las largas colas de otros tiempos ante consulados y embajadas. Frente al edificio consultar bonaerense, ubicado en el lujoso barrio de Recoleta, ayer se congregaban una veintena de personas que intentan ser españoles o tramitar la ciudadanía para sus hijos. A sus espaldas, la historia de la emigración y la de un país que se forjó con su trabajo.

Su madre es argentina, pero se hizo española; además, su abuela materna nació en Vitoria. De hecho, sus primeros familiares, vascos, llegaron a Argentina en 1904. Aguirre quiere pedir la nacionalidad española «por seguir la tradición». «Antes no podía, porque mi madre no era española de origen; en cambio, ahora podré conseguirlo a través de mi abuela», dice. Sin embargo, este argentino no piensa mudarse a España: «No, para nada. Solo quiero tener la ciudadanía para no romper los lazos de mi familia, que están relacionados con ese país».

Sus abuelos proceden de la localidad lucense de Sarria, aunque sus padres nacieron en Argentina y nunca quisieron hacerse españoles. Ahora, Enrique Gómez quiere rendirles un homenaje a sus abuelos asumiendo él mismo su nacionalidad. Sus antepasados «llegaron separados, y eso que eran los dos del mismo pueblo. El abuelo Florencio llegó en 1948, y la abuela Dolores, en 1953. Se conocieron aquí, porque la abuela vino con su hermano y fueron a vivir a casa de un tío que llevaba años en Buenos Aires y que tenía una panadería, donde trabajaba el abuelo». Enrique Gómez aclara que sus abuelos se marcharon de España no por política: «Fueron exiliados por el hambre». Confía en que en el Consulado le proporcionen toda la información para llevar a cabo su trámite.

Tiene 41 años y siente que debe recuperar el vínculo con sus abuelos, los cuatro españoles. «Mi abuelo paterno llegó en 1925. Era de Castilla y León. Le dieron trabajo en un frigorífico inglés, el Anglo, y lo obligaron a hacerse argentino. El pobre nunca pudo volver a España», detalla. Sus abuelos maternos eran gallegos, de Pontevedra. «Ellos se vinieron a vivir a Argentina, pero siguieron siendo españoles. Ya me dijeron que no tendré problemas y hoy traigo todos los documentos que pedían en la página de Internet».

Acaba de salir del Consulado español. Ya tiene la doble nacionalidad, gracias a su padre, un emigrante de Vilalba. Pero quiere averiguar si puede obtenerla su hijo. En las oficinas lo informaron de dos formas para conseguirlo. «Como padre, si primero cambio mi nacionalidad por opción por la de origen; la otra opción es hacerlo como nieto, utilizando la nacionalidad de mi propio padre, ya fallecido. Veremos qué nos conviene: ahora voy a hablarlo con mi hijo», explica.

Es la última de la cola. Al ver la cámara, cubre el rostro con las manos y pide que no la fotografíen, aunque al final accede a relatar su historia. «Soy asturiana, de Pola de Siero, y me casé aquí con un gallego de Sobrado, que falleció hace siete años. Ahora vengo para ver si puedo hacer españoles a mis dos nietos. Mi hijo nunca quiso tener la ciudadanía y ahora quiere que la tengan sus hijos», relata. Palmira aclara que su marido fue un exiliado político: «Él se vino perseguido por Franco. Aquí estuvo varios años recibiendo ayuda como refugiado. El problema es que no tengo todos los papeles y tendré que pedirles a unos primos en Galicia que me hagan unos trámites».

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