Desde ayer los colombianos saben un poco más de catalán: conocen dónde está ubicada Catalunya en el mapa futbolístico, aunque ningún colombiano desconoce la existencia del Barça, que es, sin duda, uno de los símbolos de este país. Dijo el técnico sudamericano que conocía perfectamente la potencia del combinado catalán, pero seguramente más de un locutor de su país – en Colombia es la radio quien lleva la voz cantante en la prensa-habrá pensado que como Catalunya no figura en ninguna clasificación, el partido había que ganarlo como fuera. Pero las distancias en el fútbol ya se han terminado. A nadie escapa que de estar oficializada Catalunya sería una selección de mucho respeto, y ayer, ante una selección también diezmada, volvió a dar la talla.

De cualquier forma, lo importante de estos partidos entre la selecció y rivales, algunas veces con mucho atractivo y en otras con menos poder de convocatoria, era dar a conocer a Catalunya y probar que este equipo existe. En Colombia se reconoce a los catalanes por muchos motivos. Desde que García Márquez admitió la influencia que tuvo en él el sabio de Sitges, Ramon Vinyes, que vivió muchos años en Barranquilla, ciudad donde falleció. Por los Carulla, que tienen una buena cadena de tiendas; por el propio Serrat, que en sus años mozos dio varios conciertos en universidades; por los Barraquer; y especialmente porque son muchos los colombianos radicados en Catalunya que cuando vuelven a su país comentan eso de que aquí se habla catalán.