RESUMEN DE UN AÑO POLÍTICO INTENSO
El Gabinete más rompedor de la democracia
La victoria de José Luis Rodríguez Zapatero en las elecciones del 9 de marzo constituye, sin duda, el gran hito político de 2008.
Público,
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29-12-2008
La victoria de José Luis Rodríguez Zapatero en las elecciones del 9 de marzo constituye, sin duda, el gran hito político de 2008. Frente a las tesis de los conspiranoicos, los socialistas demostraron y se demostraron dos cosas: que su victoria de 2004 no había sido fruto de un accidente el atentado del 11 – M y que el proyecto del presidente poseía el suficiente empuje como para movilizar el voto útil de una izquierda temerosa de que los de Aznar ganaran la batalla después de políticamente muerto su líder.
Zapatero pasó la reválida electoral con una mayoría simple que le forzó, el 11 de abril, a ser investido presidente en segunda votación y sólo con los apoyos de sus 169 diputados, hecho que el PSOE minimizó desde el primer momento y que contrarrestó con el segundo gran golpe de efecto: por primera vez, España se dotaba de un Gobierno con más ministras que ministros.
La gran sorpresa del nuevo Ejecutivo fue el nombramiento de Carme Chacón, de 37 años, como titular de Defensa. La imagen de la joven ministra pasando revista a las tropas embarazada de siete meses pulverizó el imaginario común sobre el papel de las mujeres en la política.
Catalana de padre andaluz, a Chacón se la considera uno de los puentes más sólidos entre el PSOE y el PSC, el partido hermano que, con periodicidad guadianesca, hace valer su carácter de formación con personalidad jurídica propia. Por ejemplo, en el litigio del modelo de financiación autonómica, hoy a punto de cerrarse.
La segunda sorpresa fue una ausencia: la de Jesús Caldera, titular de Trabajo en la primera legislatura de Zapatero, a quien había acompañado desde que el hoy presidente no era sino un desconocido diputado leonés que, desde la plataforma Nueva Vía, osaba rivalizar en 2000 con el poderoso José Bono.
Al frente de un Gabinete con cinco caras nuevas y con un departamento Igualdad inexistente hasta la fecha, Zapatero enfiló la recién estrenada legislatura en una situación mucho más cómoda que la de 2004: aun manteniendo casi la misma distancia en escaños respecto al PP, los socialistas comprobaron pronto que la derrota conservadora inhabilitaba esta vez a Mariano Rajoy para repetir la estrategia de acoso y derribo practicada en el cuatrienio precedente con el 11 – M y ETA como munición estelar. Máxime cuando el Gobierno ha cerrado la opción de entablar nuevas conversaciones con ETA.
De manera adicional, la sangría de votos por la izquierda IU – ICV pasó de cinco diputados a dos y ERC se contrajo de ocho escaños a tres colocaba al presidente ante una tesitura más difícil a la hora de encontrar aliados parlamentarios. Por ejemplo, para aprobar los Presupuestos de 2009, que finalmente, y con la crisis como la mayor amenaza percibida por los ciudadanos, salieron adelante hace 11 días gracias al apoyo de PNV y BNG. Ambos, con el PSOE, pudieron levantar el veto del Senado.
Pero también, y así se ha evidenciado en los nueve meses de legislatura, la debilidad de la izquierda del PSOE ha permitido a Zapatero matizar su discurso en cuestiones como la apertura de las fosas del franquismo y el endémico conflicto con la Iglesia. Asuntos como la esperada reforma de la Ley del Aborto siguen adelante, aunque su desenlace parece aún incierto. Con un PP cuya cúpula aún vive bajo el síndrome del interino y un plomizo horizonte de crisis, Zapatero ha centrado sus esfuerzos este año en transmitir tranquilidad a las familias con medidas de apoyo económico.
Pero, sin duda, el cambio más significativo en la política del Gobierno se ha producido en inmigración. La llegada de Celestino Corbacho a Trabajo marcó, desde el primer día, un viraje hacia posiciones más restrictivas. La prueba del nueve, la reforma de la Ley de Extranjería, que ampliará de 40 a 60 días el plazo de internamiento de los sin papeles.
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