5.000 pisos vacíos en Álava

Es la única provincia vasca donde aumentan pese a dispararse el número de alquileres por la crisis

El Correo, ROSA CANCHO, 29-12-2008

Álava cuenta con un parque inmobiliario de 133.777 casas de las que cerca de 5.000 – un 3,5% – llevan más de un año deshabitadas. Este es el único territorio de la comunidad autónoma en el que los pisos vacíos aumentan, a pesar de que la crisis económica y el parón de la construcción han disparado el número de casas en alquiler. Si hace sólo tres años la provincia contaba con 3.154 viviendas cerradas, hoy esa cifra se eleva casi un 30%, según el último informe del Gobierno vasco.

Y es que el comportamiento de Álava, sobre todo de Vitoria, en materia de ladrillo siempre ha sido diferente. Después de protagonizar durante años las mayores subidas de precios de toda España, la capital alavesa ha vivido su momento dulce en los últimos cuatro años, en los que el plan de choque de vivienda de Salburua y Zabalgana ha empezado a dar frutos. La fiebre constructora ha contenido la escalada de precios de la vivienda nueva y la usada. Pero atrás quedan los tiempos en que las agencias inmobiliarias brotaban como champiñones y la gente se disputaba los pisos en venta. Cuesta vender y el parque de vivienda vacía aumenta.

La crisis ha atrapado a muchos propietarios en un bucle. Compraron un piso nuevo que pensaban ayudar a pagar con la venta del viejo. Su casa de segunda mano no se vende y se ven obligados a recurrir a alquilar uno. ¿Por qué no hay manera de colocar la casa vieja? En primer lugar, explican expertos consultados por este periódico, porque sus precios están inflados. «Nadie está dispuesto a pagar 40 millones de pesetas por un piso pequeño y sin ascensor, y los que contaban con ese dinero para mudarse a una casa de 65 millones en los nuevos barrios no quieren hacer una rebaja», indican vendedores inmobiliarios.

Jóvenes e inmigrantes

El comprador de este tipo de viviendas usadas hasta ahora era una pareja joven con prisa para convivir o familias de inmigrantes a las que resultaba más fácil comprar que encontrar piso en alquiler. Pero la precariedad laboral y los bancos les han puesto las cosas muy difíciles. Ya no basta con nóminas modestas para acceder a un préstamo. Estos colectivos han depositado parte de sus esperanzas en la VPO, un tipo de vivienda de la que Vitoria es abanderada y que cada vez está al alcance de más gente. Baste como ejemplo que si en los sorteos de 2000 había 90 aspirantes por piso, en el último celebrado en noviembre sólo eran nueve por casa.

También han entrado en el mercado alavés de alquiler las casas – inversión. Son las que se compraron en los barrios nuevos con la esperanza de venderlas pronto, esto es, para especular. Ahora están vacían y sus dueños buscan la rentabilidad en el arrendamiento. También hay jóvenes que no pueden con el préstamo y han vuelto al domicilio de sus padres.

Estas son algunas de las cuestiones que han animado el parque de alquiler alavés. Aunque es difícil cuantificar cuántas casas están en renta, los servicios públicos de alquiler son un buen termómetro. Entre Bizigune y las oficinas municipales de vivienda de Vitoria y Llodio movilizan cerca de un millar de pisos.

Cambio de mentalidad

Bizigune, la sociedad del Gobierno vasco, gestiona en estos monentos 634 casas en toda la provincia y espera cerrar el año con un cifra récord cercana a los 700. «Está cambiando poco a poco la imagen del alquiler. La gente joven acepta esta opción con más naturalidad y los propietarios empiezan a superar miedos y a pensar que no tiene sentido tener un piso cerrado», relata el director de Bizigune, Roberto Cacho.

Su agencia sólo acepta pisos que lleven vacíos un año y que no estén en el mercado de venta ni de alquiler. Es decir, los capta procedentes de herencias o de familias que han comprado una casa para el hijo y que quieren darle uso hasta que el retoño se independice. Reciben una media de 580 euros al mes y un máximo de 660 euros – aunque en casos excepcionales de pisos grandes y muy reformados el Gobierno vasco puede llegar a abonar hasta 750 euros – .Y si es necesario, pueden optar a un préstamo sin intereses de 18.000 euros para reformas. Al cabo de 5 años, lo recibirán intacto. Los inquilinos no pagan más del 30% de sus ingresos.

La Oficina Municipal de Vivienda también ha apreciado un cambio de mentalidad. «A lo mejor no es por gusto, sino porque la necesidad aprieta, pero están entrando más casas», indica su responsable, Emma Argómaniz. A estas alturas del año, su servicio ya ha mediado en 280 contratos, una cifra bastante superior a la de 2007, cuando se cerró el año con 215 arrendamientos.

El alquiler medio roza los 700 euros y les quitan los pisos de las manos. «No nos duran ni cuatro días», reconoce. Y es que, todavía hay mucha más demanda que oferta.



r.cancho@diario – elcorreo.com

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