El Casal d'Infants denuncia que el Govern niega atención a 30 menores del Raval

El Mundo, XIANA SICCARDI, 29-12-2008

Asegura que desde marzo han llegado jóvenes con pasaporte que no han recibido ayudas Ser menor de edad, inmigrante, pobre, indocumentado y estar solo en Barcelona, viviendo en edificios semiabandonados, junto a compatriotas desconocidos, en pisos patera o en las calles del antiguo Barrio Chino, se presume terrible. Pero en muchas ocasiones, la situación tampoco mejora aunque se tenga pasaporte que acredite que aún no se tienen los 18 años.


Es la denuncia del Casal dels Infants del Raval, que asegura que la Dirección General de la Infancia y la Adolescencia (Dgaia) «se ha desentendido, desde marzo hasta ahora, de unos cuarenta jóvenes inmigrantes desamparados». «Les detectamos, habíamos trabajado y hablado con ellos, y vimos que con casi toda seguridad eran menores de edad. Nunca se puede poner la mano en el fuego pero en esos casos lo vimos muy claro. Les llevamos a la Dgaia pero no han sido incluidos en el sistema de ayuda y tutela», dice el responsable del Casal, Ismael Palacín. De éstos cuarenta, «un 70% poseía pasaporte que acreditaba que eran menores, y pese a ello no han obtenido ayudas de la administración, por lo que son obligados a vivir en un limbo legal», añade. «Actualmente hay 30 jóvenes en esta situación en este barrio de Barcelona».Como ejemplo, hace unos días, 13 menores subsaharianos con pasaportes que acreditaban que tenían 16 y 17 años fueron expulsados de la red de centros de la Generalitat, denunció el Casal.


El problema reside en que muchos de ellos llegan con partidas de nacimiento que generan desconfianza porque no incluyen fotografías, y el tráfico de documentos falsificados es un negocio innegable.Algunos mienten así para poder entrar en los centros, con lo que la administración y la policía deben hacer lo posible para evitar fraudes. Una de las maneras es realizarles la llamada prueba radiológica oseométrica, consistente en medirles los huesos de la mandíbula o de la muñeca, con lo que se consigue obtener una edad aproximada. Eso sí, con un margen de error de dos años; «poco fiable», critica el Casal.


Un estudio publicado por el departamento de Justícia en 2003, llamado Los menores extranjeros indocumentados no acompañados, concluyó, sobre una muestra de 605 casos, que sólo en un 34% de ellos esta prueba acertó la edad real del menor; en 113 casos la sobreestimó en un año; en 37 casos, en dos años, frente a 94 casos en los que la radiografía subestimó la edad en un año, 85 en dos y 34 en tres años.


La Dgaia contabilizó, en 2007, 431 supuestos menores extranjeros no acompañados en Barcelona. De éstos, 63, tras aplicarles la prueba, «resultaron finalmente mayores de edad», según especifica la consellera de Acció Social i Ciutadanía, Carme Capdevila, en una respuesta parlamentaria a la diputada del PP, Carina Mejías, y a la que ha tenido acceso EL MUNDO.


En 2008, se presentaron 408 jóvenes, y se denegó la ayuda a 72 por los mismos motivos. Es decir, en dos años han pululado a su suerte por las calles 135 jóvenes, y muchos podrían ser menores.


Son chicos que vienen con problemas y el objetivo reside en que no acumulen más. El caso típico es el de un varón africano de 17 años que lleva un tiempo viviendo en la calle, que ha sido conducido a los Mossos o a la Dgaia, que se le ha realizado la prueba radiológica y se le ha tramitado un pasaporte gracias a su consulado de Ghana, Gambia o Senegal. Pero durante ese proceso muchos ya cumplen los 18 y están fuera del sistema de ayudas.Sólo pueden optar al de menores ex tutelados, o al programa de apoyo a jóvenes, en el que se les ayuda con la lengua, con el trabajo o con la vivienda. «Muchos acaban echándose a perder», explica Palacín, haciendo alusión a la delincuencia y a las drogas.«Pero los casos de éxito son altísimos – contrarresta – . Estos chicos aún son esponjas y asimilan bien los cambios. Los que no eligen el mal camino demuestran una gran voluntad».


Marroquíes en su mayoría


BARCELONA. – La mayor parte de los inmigrantes menores de edad y desamparados que este año han llegado a la Ciudad Condal – un total de 336 – son de origen marroquí. Concretamente han sido 229, casi el 70% del total, según los datos con los que trabaja el departamento de Acció Social i Citutadania.


En segundo lugar figuran los menores que han llegado de Rumanía (23) y, después, los de Ghana (16), ambos a una evidente gran distancia del primer grupo. En total, llegaron a la ciudad niños y adolescentes de hasta 28 países distintos, entre los que figura Algeria, Gambia, India, Nigeria, Pakistán y Senegal. La inmensa mayoría han llegado de Africa; otra gran parte de la Europa del Este, y, en cambio, casi resulta imperceptible la presencia de menores latinoamericanos llegados solos en estas condiciones.Solamente se hace referencia en los datos gubernamentales a la presencia de un menor venezolano y a otros tres chilenos.


Los datos del año 2007 eran muy similares y revelaban una mayor presencia de menores llegados en estas situaciones que este año.Concretamente 368. En aquella ocasión se contabilizó a 277 marroquíes y 36 rumanos como los grupos más numerosos con diferencia. A partir de ahí constaban, en grupos de nacionalidad de menos de diez personas, algerianos, gambianos, nigerianos, paquistaníes y senegaleses.

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