El Gobierno vasco ensayará en Bilbao un proyecto para ayudar a encontrar trabajo a los 18.000 inmigrantes ‘sin papeles’ en edad de trabajar que se han establecido en Euskadi, un requisito previo para que puedan regularizar su situación. La iniciativa, que se denomina Bateratzen y recibe el apoyo del Ayuntamiento, está dirigida inicialmente a 650 ‘ilegales’ de la capital vizcaína que reúnen requisitos suficientes para ser ayudados, según las bases de datos del servicio jurídico Heldu. De todos ellos unos 130 conseguirán posiblemente un empleo legal tras la primera experiencia piloto.

Sin embargo, el propósito del Departamento de Vivienda y Asuntos Sociales es desarrollar la misma idea en el resto de la comunidad autónoma, donde la población extranjera asciende actualmente a 120.000 personas empadronadas. Unas 25.000 carecen de papeles, a pesar de estar inscritas en el censo, aunque son 18.000 las que tienen edad para incorporarse al mercado de trabajo. «Luchar por la inserción laboral de la inmigración es apostar por su integración real», declaró el consejero Javier Madrazo, quien destacó que los extranjeros tienen un «peor punto de partida» para encontrar empleo por su desconocimiento del idioma y de la cultura del país anfitrión, así como por su situación de irregularidad.

En principio, el cometido de Bateratzen es vincular los procesos administrativos de regularización con programas de formación laboral, de «sensibilización» de las empresas y de «estimulación de puestos de trabajo». Es decir, el interesado recibirá una cualificación y cuando ya esté listo, se le ayudará a conseguir un contrato laboral.

Los organismos encargados de realizar esa labor serán Heldu, que asesora a inmigrantes en busca de papeles, y Biltzen, dedicado a la mediación intercultural. El primer servicio elegirá a los potenciales candidatos para beneficiarse del programa, mientras que el segundo pondrá en contacto a los empleadores con los inmigrantes.

El Gobierno vasco distinguirá tres grupos de extranjeros para ayudarles. El primero estará formado por los ‘ilegales’ que podrían regularizar su situación a través de la figura del arraigo contemplada en la Ley de Extranjería porque llevan tres años en Euskadi, aunque es requisito imprescindible que tengan una oferta de empleo. Este colectivo es el primero que se beneficiará del programa piloto.

Reagrupamiento

El segundo grupo lo forman las personas que han llegado a Euskadi para reagruparse con familiares que se habían establecido con anterioridad. En la actualidad, esos inmigrantes tienen autorización para residir, pero no para trabajar, si bien el Gobierno central ha elaborado un proyecto de reforma de la Ley de Extranjería que elimina esa traba. Ese nuevo texto endurece, de forma paralela, las condiciones para conseguir el reagrupamiento.

Por último, el tercer grupo lo componen los extranjeros que corren el riesgo de perder su puesto de trabajo a causa de la recesión. Su autorización de residencia y trabajo depende de que coticen a la Seguridad Social al menos la mitad del tiempo que dure el permiso, algo que es imposible si acaban en el paro por un periodo prolongado.

Según el director de Inmigración del Gobierno vasco, Roberto Marro, a pesar del impacto de la crisis, la presencia de extranjeros será destacada en los sectores como el de la dependencia, la pesca y el metal.