El Ayuntamiento de Durango, en su programa de Navidad, incluye la Cabalgata de Reyes, una cabalgata en la cual el rey Baltasar viene siendo representado por una persona blanca coloreada de negro. El fenómeno de la inmigración no es nuevo en nuestro pueblo y hace ya años que la presencia de personas de distintos orígenes es más que notable en nuestras calles. Hoy día, pintar de negro a una persona blanca está fuera de lugar, además de resultar hiriente, humillante y ofensivo a aquellas personas negras, conciudadanas, que trabajan en nuestras empresas, compran en nuestros comercios, estudian en nuestras escuelas y comparten juegos en nuestros parques. Recordemos una vez más que aunque las niñas y niños sean seres bajitos, no son tontos, y son ellos quienes con sus preguntas, ante la visión de un rey tintado de negro, dejan en evidencia la incongruencia de los actos de sus mayores.

El Ayuntamiento debería promover la participación de las personas inmigrantes en las actividades que organiza y rescatarlas de esa invisibilidad en la que son recluidas. He aquí una gran ocasión. Podemos y debemos hacerlo. No desaprovechemos esta oportunidad y que esa mágica tarde del 5 de enero sea una persona negra, un rey Baltasar de verdad, quien reparta ilusión en las calles de Durango.