Ángeles y demonios
El Correo, , 24-12-2008L a brutal paliza que unos agentes de la Policía de Los Ángeles propinaron al ciudadano de raza negra Rodney King, en 1991, está en el transfondo de ‘Protegidos por su enemigo’, pero al revés. Rasposo filme policiaco del autor de ‘Por amor al arte’, protagonizado por un representante afroamericano del brazo de la ley, al que da vida con su proverbial empaque Samuel L. Jackson, racista hasta las cartolas. Sobre todo en relación con sus nuevos vecinos, un joven matrimonio mixto – hombre blanco y mujer negra – , lo cual provoca un violento conflicto racial, enmarcado en Estados Unidos, pero que se puede extrapolar a otros ámbitos.
Desasosegante premisa argumental, que da paso a una pertinente reflexión sobre el poder de la Policía y la posibilidad de que derive hacia la tentación de tomarse la justicia por su mano. Que es precisamente lo que lleva cabo el protagonista del filme, un tipo que esconde un secreto traumático que le empuja a perpetrar actos arbitrarios. Porque la intransigencia, venga de donde venga, también discurre por los intersticios del filme, ese sectarismo visceral que a veces nos ciega y nos convierte en bárbaros. Principalmente cuando nos creemos en posesión de la verdad absoluta.
Lo que en ningún caso puede ser, sugiere de forma muy oportuna el honesto realizador, es que los ángeles, los encargados de velar por nuestra seguridad, democráticamente elegidos, se conviertan en demonios: porque ése es el principio del caos. Como fue el caso de de la Alemania nazi y más recientemente de Chile y Argentina; por no hablar de otras partes del mundo, donde la fuerza bruta campa por sus respetos. Respetable título, en suma, llevado a la pantalla de forma sobria, eficaz, sin perifollos de ningún tipo, no del todo conseguido por culpa de su estética televisiva, pero con los suficientes argumentos de interés como para ser tenido en cuenta.
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