El barrio del Raval donde se encuentra la administración de lotería que más millones repartió ayer de El Gordo es un barrio multiétnico. Por decirlo de una forma políticamente correcta. Miles de inmigrantes, sobre todo pakistaníes, viven en sus callejas no sin despertar los recelos habituales; más aún cuando de tanto en tanto la policía realiza redadas para detener a presuntos terroristas islámicos. Ayer algunos vecinos que compraron décimos ganadores acudieron a la sede de la administración número 35. Entre ellos, extranjeros, como Hamal Said, de Bangladesh, al que la Lotería le ha aupado a la gloria. A sus 18 años, Hamal, que vive en un «piso patera» explicaba que había comprado dos décimos, uno para él y otro para su amigo Halim. Este cocinero, que entre tanta celebración buscaba tiempo para llamar a su país y contarle lo sucedido a su padre y su hermana, ya sabía en qué se iba a gastar el dinero: en abrir su propio restaurante de cocina española, «lo que mejor se me da», dice.