El control de la enfermedad, el aumento de la prevalencia, la obesidad y los problemas de la inmigración centraron el debate de la mesa

¿Cuáles son las referencias?
La glucosa debe oscilar siempre entre 100 y 125 mg/dL (medición tomada en ayunas), cualquier otra cifra superior indica problemas.


CADA VEZ HAY MÁS CASOS
Una de las principales quejas de la mesa ha sido el aumento progresivo de nuevos casos, no sólo ya en población joven, sino también en inmigrantes. «Tengo bastantes pacientes que llegan a España sanos y con el cambio de dieta empiezan a desarrollar diabetes. Pero, claro, es normal, comen lo que es barato: fritos, congelados, precocinados, bollería… ¿cómo les dices que han de cambiar su dieta por más pescado o fruta con los precios a los que se encuentran?», explica Benito. En nuestro país, a pesar de considerarse la cuna de la dieta mediterránea, los números negativos también existen. «Y es que parece que resulta más fácil “enchufarle” un bollo a un niño, que prepararle un bocadillo o una pieza de fruta», apunta Solá. Otro ejemplo que se puso sobre la mesa fueron los chinos. «Hasta hace bien poco sus cifras apenas alcanzaban el uno por ciento, ahora van aumentando de forma progresiva», añade Cadenas.


OBESIDAD
Una de las señas de identidad de la diabetes tipo 2 es el sobrepeso, aunque no siempre  se cumple, como en el caso de los japoneses. «Siempre que vemos a alguien con la “típica curvita de la felicidad”, podemos adivinar que tendrá problemas de glucosa. Y pocas veces nos equivocamos», asegura Mangas.


FALSOS MITOS
Muchos diabéticos recurren a las secciones y a las estanterías de los supermercados en busca de productos especiales «sólo para ellos». Los médicos no se muestran partidarios de éstos, «un ejemplo práctico lo encontramos en Navidad. Para el diabético de la casa se compra un turrón y, como es para él solo, termina por comérselo entero, dándose el atracón. Si en vez de eso sólo puede coger un pedacito de los normales, se controla mejor. Y en el fondo le sale más barato», expone Cadenas.


TRATAMIENTOS
Tras el diagnóstico de la enfermedad, lo médicos recomiendan siempre un cambio en el estilo de vida (más ejercicio, dieta equilibrada, adiós al tabaco…) y, al mismo tiempo, prescriben los fármacos. Soto justifica este hecho dado que «sabemos que las medidas sencillas no calan en los pacientes por el hecho de que “no me duele doctor”. Sin embargo, el tratamiento de la pastilla asegura un mejor control de la enfermedad desde el primer día». Los médicos aseguran que esta es la mejor vía para mantener la diabetes a raya, ya que la adherencia a la «pastilla» es mejor que en otras patologías.