Mestizaje e integración

Diario de noticias de Gipuzkoa, 20-12-2008

en este mismo lugar hace ya unos añitos se encontraba el bar homónimo del situado en la Parte Vieja donostiarra, Tamboril, con el añadido de II (dos). Posteriormente se denominó Joxean (nombre del cocinero donostiarra Joxean Fernández Odriozola, prematuramente desaparecido), para posteriormente adquirir el nombre actual, Kixki, si bien en manos de distintos propietarios que no supieron darle un rumbo adecuado.

Muy recientemente (el 5 de diciembre pasado) la pareja formada por la donostiarra Elena López Iriondo y el ecuatoriano Armando Rivadeneira se han hecho cargo del negocio con notable acierto. Armando lleva como cocinero entre nosotros casi una década y ha sido gran parte de ellos responsable de la interesante cocina del Club Náutico donostiarra. Por otra parte, han tenido el acierto de fichar para sus fogones a la mexicana Karina Espino que, aparte de dominar la magnífica cocina tradicional de su tierra, ha trabajado en reconocidos restaurantes como el mítico Juanito Kojua.

Con este bagaje se puede comprender que la culinaria del actual Kixki esté entreverada de recetas mexicanas y ecuatorianas sabiamente adaptadas a los refinados gustos locales. Para abrir boca, en el bar, situado a ras de calle, podemos hacerlo con pinchos multiculturales de acertada fusión. Como su peculiar versión de la Gavilla , con gamba, queso fresco y envuelta con pasta de yuca y servida con una reducción de vinagre balsámico; el chipirón con un delicado guacamole, la brocheta de rape y langostino con “pico de gallo”, afamada salsa mexicana con jitomate, o sea, tomate rojo, cebolla y chile verde, entre otros componentes. Otro pincho destacable es el llamado significativamente Azteca (rodaja de solomillo y bacon con maíz choclo, verduritas y una pizca de picante), así como el foie – gras con cebolla confitada a la naranja.

Y en el redecorado sótano (donde se encuentra el restaurante) podemos dejarnos seducir por distintas propuestas de su carta (deliberadamente corta). Por ejemplo, el soberbio ceviche de langostinos estilo ecuatoriano, el suculento arroz meloso con rape y almejas con toque leve de cilantro, y la merluza fresca (de gran calidad y buen punto) encocada (con aterciopelada crema de coco).

Entre las carnes resulta muy satisfactoria la presa ibérica (en gruesos tacos y atinada de punto) servida con setas silvestres diversas al moscatel. En los postres es muy atractivo y original el plátano macho (muy maduro) mechado con queso, miel y nueces, servido sobre una estirada crema de turrón. No menos sugerente el bizcocho suave de chocolate con helado de mango. Una especial mención debe hacerse de la apasionante carta de vinos. Atrevida como pocas. Con caldos viajeros, modernos y muchos de ellos poco conocidos, a precios envidiables y con la garantía de su atinada selección a cargo de un experto como Dani Corman, de la cercana vinatería Essencia Ardodenda. Servicio conocedor de lo que se hace a cargo de la propia Elena. Siempre tan atenta.

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