"Dormiremos entre los escombros"
El derribo de varias chabolas de La Torre desata la tensión entre los desalojados
Las Provincias,
,
20-12-2008
Rotos por la rabia y la indignación, los vecinos de las chabolas de La Torre vieron ayer cómo sus hogares quedaban reducidos a escombros. Una máquina excavadora acabó en pocas horas con cuatro de las viviendas, en medio de escenas de gran tensión. Por ello, la Policía Local tuvo que vigilar a los desalojados mientras recogían sus enseres.
La cuenta atrás comenzó a las 11 de la mañana. En ese momento, los operarios municipales irrumpieron en las casas, que se encuentran en estado de ruina, acompañados por siete unidades de Policía Local. “Se han presentado sin avisar y sólo nos han dado media hora para desalojar. Se han quedado dentro muchas cosas: ropa, cacharros y mantas”, lamenta Sofía, una joven de 19 años con un hijo a su cargo.
Sin embargo, la policía aseguró que todos habían recibido la notificación pertinente. Además, el 3 de diciembre los trabajadores ya estuvieron retirando chatarra y basuras para preparar los inminentes derribos.
“No hay derecho. Tiran nuestras casas y no les importa que nos quedemos sin nada. No tenemos dónde ir así que cogeremos los colchones y dormiremos entre los escombros”, dice Ramón, que vive allí desde hace más de 20 años con su mujer y sus seis hijos.
La tristeza se hace patente en su rostro. También en el del resto de desalojados. En total, allí vivían más de medio centenar de personas, la mayoría de etnia gitana y procedentes de Portugal. Además, entre ellos hay muchos niños. Hasta 100 personas – entre amigos y compatriotas que residen en otros sitios – llegaban a reunirse en el campamento de San Jorge cada día.
Ahora, sólo piensan en cómo afrontar la situación. “Estamos en invierno y hace mucho frío. Tendremos que hacer hogueras para calentarnos y también para comer, claro”, comenta Ramón, agachado junto al fuego, que ya prende entre los escombros.
Varios residentes del barrio de San Jorge – donde hay numerosas viviendas de nueva construcción – se acercaron hasta el enorme solar en el que se estaban produciendo los derribos. Algunos vecinos, incluso, aplaudieron cuando las casas comenzaron a caerse a pedazos. “Llevábamos mucho tiempo luchando por ello porque es un foco de suciedad y los más jóvenes se dedican a robar por la zona”, asegura María Dolores.
Aunque la calma reinaba en el ambiente, el nerviosismo se palpaba en el ambiente y hubo instantes de enfrentamiento. En algunos momento, el ruido de las máquinas se vio interrumpido por los gritos de ocupantes de las chabolas. “Ellos – en referencia a los agentes – sí que van a pasar unas buenas Navidades y a nosotros no nos dan ni una casa”, espeta impotente una mujer.
Pero la tensión explotó alrededor de la una del mediodía. El oficial de bomberos indicó que había que derribar otra casa – la cuarta del día – por el peligro de derrumbe que presentaba y pidió a los que vivían en ella que retiraran los enseres que desearan con la mayor brevedad posible.
Los afectados no quisieron acatar las órdenes y comenzaron a vociferar y a la lanzar insultos a los agentes, que impusieron orden y les obligaron a desalojar las casas ordenadamente.
Sin trabajadores sociales
“No es justo. No nos pueden dejar en la calle como a los perros. Que nos den una casa digna, que somos personas normales”, afirma Yolanda, otra joven que reside en el asentamiento de la pedanía de Valencia. Los vecinos de las chabolas tambiénse quejaron de que ayer ningún trabajador social acudiera a ofrecerles ayuda.
Todavía quedan algunas chabolas en pie pero sus ocupantes saben que tienen los días contados allí. “En mes o mes y medio estarán todas las casas derribadas”, asegura un operario municipal.
blledo@lasprovincias.es
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