Extranjería regulariza a una venezolana que estuvo cinco años en Tenerife II
La Delegación del Gobierno en Canarias ha dado el visto bueno a la regularización de una venezolana, víctima de violencia de género, sin haber comprobado que contaba con antecedentes penales. I. M. explicó hace un mes en una rueda de prensa que tras su divorcio conoció a un hombre que la maltrató.
El Día, , 15-12-2008La Delegación del Gobierno ha dado el visto bueno a la regularización de una venezolana, víctima de violencia de género, sin haber comprobado que contaba con antecedentes penales y que estuvo durante cinco años, de 1995 a 2000, en Tenerife II por tráfico de cocaína, según han confirmado fuentes del centro penitenciario y tal y como se puede comprobar en una página de este periódico del 20 de mayo de 1995, que recoge el sumario procesal.
I. M. fue condenada al ser detenida el 28 de marzo de 1994 en el aeropuerto de Los Rodeos, procedente de un vuelo de Venezuela, por llevar en su equipaje tableros de ajedrez con doble fondo, donde se encontraba un alijo de cocaína de una pureza del 86,57%, como se puso de manifiesto en la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife el 19 de mayo de 1995, durante la celebración del juicio. Fue condenada a doce años y a una elevada multa.
Esta mujer compareció el pasado mes en una rueda de prensa en la Subdelegación del Gobierno, alentando a las inmigrantes que sufren malos tratos a denunciar a su agresor y a acudir a la Unidad Orgánica de Violencia de Género, como hizo ella gracias a la ayuda de funcionarios de Extranjería, donde encontró apoyo “social, emocional y jurídico para recuperar mi yo, porque como persona lo había perdido todo”.
El testimonio de I. M. fue el protagonista de un coloquio sobre “Mujer inmigrante y violencia de género” que se celebró en la Subdelegación del Gobierno y al que asistieron usuarias del protocolo para atender a las víctimas extranjeras de malos tratos que promueven esta institución, el Cabildo de Tenerife y el Ayuntamiento de la capital tinerfeña.
I. M. relató cómo llegó a cambiar tres veces de domicilio en un año, por lo que perdía las citas programadas con la Oficina de Extranjería para regularizar su residencia y tuvo que contestar, a preguntas de los funcionarios, “con miedo, vergüenza y pánico que estaba huyendo de mi pareja, que había amenazado con matarme”.
En declaraciones a los periodistas, detalló cómo los malos tratos “físicos, psicológicos y emocionales” comenzaron después de que, tras divorciarse, conociera “a un personaje que me anuló”.
Dijo que era inversora en gestiones inmobiliarias y ahora sufre “el mal momento” económico, pero el contacto con la Unidad Orgánica de Violencia de Género supuso encontrar “las puertas abiertas”.
Apuntó que la Unidad Orgánica puede lograr que “una mujer inmigrante y analfabeta aprenda a tomar las riendas de su vida”.
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