Stéphane Hessel: «Hay que defender la libertad cada instante»

ABC, JUAN P. QUIÑONERO | CORRESPONSAL EN PARÍS, 11-12-2008

Este hombre optimista es toda una leyenda. Stéphane Hessel, nacido en Berlín en 1917, se naturalizó francés en 1937 y se unió a la resistencia. Fue deportado por la Gestapo al campo de concentración de Buchenwald. Tras la guerra, participó en 1947 y 1948 en la redacción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Codo a codo con los otros 17 integrantes de la comisión de trabajo presidida por Eleanor Roosevelt, viuda del presidente Franklin Delano Roosevelt, Hessel colaboró durante dos años de reuniones, en Ginebra y Lake Success, cerca de Nueva York, con hombres tan brillantes como el diplomático francés René Cassin y el libanés Charles Malik. «A veces hacíamos jornadas interminables, hasta las dos de la madrugada», recuerda. Todos han desaparecido ya. Hessel es el único superviviente.

- ¿Cómo percibe hoy el estado de las libertades fundamentales en el mundo?

- Mucho se ha hecho. Pero todavía está todo por hacer. Hay demasiada pobreza, demasiada miseria, demasiadas violaciones de las libertades básicas, incluso en nuestra Europa rica, libre y soberbia.

- Con frecuencia, los inmigrantes inspiran miedo, rechazo.

- Sí, un horror, una desgracia. Son hombres y mujeres que llaman a nuestras puertas pidiendo pan y libertad.

- Ningún Estado europeo puede recibir a todos…

- Es nuestro deber de europeos defender los principios básicos de libertad, de justicia, de respeto por los derechos humanos. En Europa hay más de cinco millones de pobres de solemnidad, y tampoco los vemos. El primer deber de la prensa debiera ser hacer visibles esas realidades que ocultamos con tanta frecuencia.

- Europa y sus estados sufren una crisis de inmenso calado.

- Sin duda. Pero es más urgente que nunca recordar que estamos asistiendo a la forja de una nueva ciudadanía mundial. El progreso es indisociable de la democracia y los derechos humanos. Los grandes países europeos debieran estar en la vanguardia de los grandes principios éticos de esa nueva ciudadanía.

- ¿Cuáles deben ser los principios fundacionales de esa ciudadanía mundial?

- A mi modo de ver, la inviolabilidad de la vida humana, el respeto a la dignidad humana,la reciprocidad en el respeto mutuo y la responsabilidad ante las generaciones futuras.

- ¿Se trata de una prolongación de los trabajos que precedieron a la redacción de la Declaración de los Derechos Humanos?

- La ética no es algo relativo. La libertad, el progreso, son cosas que es necesario defender a cada instante, por todas partes. No es el trabajo de un solo hombre. Todos podemos y debemos aportar algo.

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