La migración la volvió un pueblo fantasma
El Universal, 09-12-2008ssierra@eluniversal.com.mx
Tlacotalpan se ubica en medio de una cuenca que lo hace rico en agua (lo cruzan los ríos Teseochoacan, San Juan y Papaloapan; su nombre en náhuatl significa tierra entre aguas). Tiene variedades frutales y un singular paisaje. Es heredero de una mezcla de culturas, de ahí su diversidad musical y gastronómica.
Durante los siglos XVIII y XIX vivió una época de esplendor: llegó a ser capital del estado, allí nació, en 1898, el periódico El Dictamen y la fábrica de chocolates Palencia; tuvo un fuerte intercambio comercial con Europa que le legó mobiliario y una escuela de madera.
Pero ese esplendor quedó atrás: Ahí hay un dicho: todo lo que les trajo el río se lo llevó el tren. Con el ferrocarril, Alvarado se hizo más importante. El tren, la Revolución y el desuso del cultivo de algodón cambiaron Tlacotalpan. Los ricos, que movían el desarrollo de la ciudad, emigraron; se volvió un pueblo fantasma y sus grandes casas se usaron sólo en vacaciones. Al no haber dinero, no hay construcciones y no hay nada, explica la arquitecta Carmelina Trejo.
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