Los sindicatos apuntan a un descenso en el número de inmigrantes en la región por la crisis económica Advierten de un «frenazo» en la llegada de extranjeros en 2009 tras varios años de significativos aumentos

ABC, 09-12-2008

F. B.

Las consultas en la oficina del inmigrante de UGT se disparan

PACO IZQUIERDO

VALLADOLID. Crisis económica, incremento del desempleo, aumento de los precios o disminución del nivel de vida. Estos términos, olvidados en España durante varios años, han surgido con fuerza durante 2008. Un estado de preocupación y desconfianza que provocará, según las federaciones en Castilla y León de UGT y Comisiones Obreras, un estancamiento en la llegada de inmigrantes a la Comunidad. Algo impensable tiempo atrás, pero que ya se plantea como una realidad. Así, la Secretaria de Igualdad de UGT, Concha Ramos, indicaba así a ABC que «no visualizamos una llegada de más inmigrantes para 2009». Una apreciación con la que coincidió la responsable de la Secretaría de Inmigración de CC.OO., María Vallejo quien subrayó que «incluso podría ocurrir que descienda el número de extranjeros en nuestra Comunidad».

La actual situación económica frenará una tendencia que en los últimos años se había mantenido claramente al alza. Si en 2002 había 42.650 ya extranjeros empadronados en las nueve provincias de la región, el último dato conocido – junio de 2008 – situaba la cifra en 161.912, casi cuatro veces más y un seis por ciento del total de la población que, según los sindicatos, no se incrementará el próximo año.

El motivo es fácil de entender. La influencia que tiene el desempleo en este colectivo al que la crisis ataca con mayor virulencia. Los datos suministrados por el Instituto Nacional de Estadística, a partir de los datos de la encuesta de Población Activa, son claros. Según los últimos, son 21.400 los que se encuentran sin empleo de un colectivo que alcanza los 100.700 en edad de trabajar. Es decir, casi uno de cada cuatro inmigrantes «activos» está en paro.

Unas cifras que de manera porcentual se han disparado ya que durante julio, agosto y septiembre se produjo en la Comunidad un incremento del desempleo del 89,3 por ciento respecto al segundo trimestre. La crisis en la construcción, hostelería y servicio doméstico son los tres factores que en mayor medida han descolocado a este colectivo. Así, son cada vez más los inmigrantes que buscan trabajo y menos las ofertas que hay para ellos.

Falta de empleo

Ese es el caso de Berto Arrayaza Mier. Un técnico electrónico nacido en la localidad boliviana de Callejones, que busca empleo desde hace dos meses, pero sin fortuna.

Como tantos otros compañeros de viaje, Berto llegó a España hace tres años. Primero con carta de invitación y después con tarjeta de residente. Nunca le faltó trabajo. Montador eléctrico, obrero de mantenimiento y construcción fueron sus ocupaciones.

Sin embargo, ahora se encuentra con muchas dificultades. «He estado en muchas empresas para dejar mi currículo, pero de momento no he recibido respuesta», comenta.

Una situación dura para alguien que en Bolivia tuvo su pequeña empresa de reparación de electrodomésticos durante veinte años y que llegó a España «pensando que así mejoraría más mi vida, algo que sucedió cuando llegué, pero que ahora ya no es igual». De hecho, se ha dado un plazo de «unos meses» porque si la situación no mejora «me plantearé el regreso a mi país – como muchos otros – , aunque allí tampoco están bien las cosas».

Órdenes de embargo

Su único deseo es encontrar un empleo ya que desde muy pequeño ha sido su rutina diaria porque «me quedé muy niño sin padre y pronto tuve que trabajar y eso es lo que quiero». «La gente honrada sólo pedimos un trabajo para poder comer y vivir», añade.

Tanto se le ha complicado la situación que Concha Ramos comentó que se ha convertido en «angustiosa» para muchos. «En nuestros departamentos de inmigración hemos detectado como cada semana vienen más casos de gente que ya ha recibido la orden de embargo de sus viviendas al no poder hacer frente a las hipotecas». Un problema que no sólo afecta a los extranjeros, pero que se agrava más en sus casos al estar fuera de sus países y lejos de sus familias.

Por ello, diversas asociaciones de ayuda a los inmigrantes reciben cada día más visitas de personas que necesitan que alguien les eche una mano. Es el caso de Procomar. Una organización creada en 1987 en Valladolid con el objetivo de «atender, asistir y promocionar a personas grupos y familias procedentes de la emigración o etnias carentes de toda clase de medios, ayudas o protección».

Carmen Muñumer, que es técnico de empleo y atención psicosocial en Procomar, reconoce el «aumento de demandantes de empleo procedentes de perfiles profesionales de la construcción».

Asimismo, en esta asociación se ha comprobado como «recibimos menos ofertas de trabajo por parte de familias españolas que solicitaban trabajadores, fundamentalmente mujeres, para tareas de hogar o cuidado de personas». Un sector, el femenino, que ha recibido con más fuerza los azotes de la crisis. Así, el paro entre las mujeres inmigrantes subió un 114 por ciento en el último año y pasó de 6.200 desempleadas en el último trimestre de 2007 a 13.300 en la actualidad, es decir, 7.100 más. Su tasa de paro es hoy del 27,82 por ciento, más del doble que entre las nacidas en Castilla y León.

Mensaje de esperanza

Pese a todo, en Procomar no pierden el optimismo. Muñumer hizo hincapié en que «estas personas, que demandan un puesto de trabajo tienen una actitud muy positiva hacia los diferentes programas de apoyo al empleo».

Una fórmula para intentar que descienda «el tiempo que ahora esperan a la hora de regresar al mercado laboral».

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