Supervivencia a golpes en Almería

ABC, JAVIER LÓPEZ | ALMERÍA, 09-12-2008

Las Fuerzas de Seguridad actuaron ayer como dique de contención entre dos comunidades de inmigrantes de La Mojonera (Almería), la magrebí y la subsahariana, que durante la madrugada dirimieron sus diferencias con arma blanca, fuego y piedras. El resultado de la reyerta, en la que participaron más de veinte personas, fue de un muerto, un local comercial destruido, tres vehículos quemados y varios contenedores rotos. La Guardia Civil ha detenido a seis personas, entre ellas al presunto homicida.

A las 21.30 horas del domingo, un navajazo acabó con la vida de Sega, un joven malí de 24 años que al parecer se resistió a entregar su cartera a los tres magrebíes que le salieron al paso para robarle en el interior de un locutorio, situado en la plaza Príncipe Felipe, un enorme descampado donde se ubica el recinto ferial. La muerte del chico indignó a la comunidad subsahariana, cuyo enfrentamiento latente con la norteafricana cristalizó en la bronca que siguió al suceso, que se extendió hasta las dos de la madrugada.

Venganza en caliente

Con la ira como guía, amigos del fallecido se desplazaron a la calle Solera, en la que residen numerosos norteafricanos, para tomar venganza en caliente. A su paso por esta zona del municipio destrozaron mobiliario urbano, comercios y coches. Asimismo, profirieron amenazas contra la vecindad magrebí.

La presencia policial tuvo un efecto disuasorio en quienes querían aplicar el ojo por ojo. Sin embargo, los ramalazos de rabia de los subsaharianos no cesaron durante el día. Intermitentemente, piedras y otros objetos golpearon varias viviendas de los magrebíes. La dueña de un local arrasado, de nacionalidad marroquí, se lamentaba de que les culpen de un crimen del que ella ni siquiera había oído hablar. La situación es tan tensa que un dispositivo especial de vigilancia de la Guardia Civil permanecerá en el municipio hasta que reaparezca la tranquilidad.

El alcalde de La Mojonera, José Cara, ha dicho que comprende «el dolor y la rabia» que siente el colectivo de subsaharianos, lo que no justifica, según él, la actuación de quienes han decidido tomarse la justicia por su mano.

La tragedia, cuando requiere marginalidad, encuentra en determinados municipios andaluces el ecosistema idóneo. En La Mojonera, el 30 por ciento de la población es inmigrante, lo que implica desarraigo, desazón y, en ocasiones, conflicto. La Mojonera es el último ejemplo de la gravedad de una situación que hace justo tres meses convirtió en un polvorín al municipio almeriense de Roquetas de Mar. Allí, por la dificultad de la convivencia, el 6 de septiembre tuvo lugar una pelea que acabó también con la vida de un joven senegalés, Ousmane Kote. La respuesta de sus compañeros ha sido prácticamente calcada por los amigos del fallecido de La Mojonera, que han seguido a pies juntillas el guión del disturbio y de la amenaza.

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