En tiempos de crisis económica, de momentos difíciles, los sectores más bajos de la sociedad son los que sufren las consecuencias.

El 30% de la población española sufre indiscriminadamente exclusión social a causa de la pobreza. Los parados, los ancianos, los inmigrantes y las mujeres son los peores afectados.

De toda la Unión Europea, sin contar con Rumanía y Bulgaria, España es el tercer país con más índice de pobreza.

Entre estos se encuentran mayoritariamente mayores que realizan trabajos no reconocidos por la sociedad como es el trabajo doméstico.

Como toda clase de pobreza, la mujer sufre considerablemente sus consecuencias con mayor gravedad.

La pobreza se sitúa en un 20,8% de ellas frente a un 19% de los hombres, teniendo en cuenta que el salario por hora es de un 17% más alto para el hombre (es una encuesta realizada en 2004 suponiendo que con la crisis habrá aumentado considerablemente).

En el caso de las pensiones de viudedad y jubilación ellas tienen un sueldo más bajo que los hombres, que no les llega ni a cubrir los gastos.

Ellas en caso de divorcio y con varios hijos pequeños también pueden llegar al umbral de la pobreza.

Otro caso es el de los ancianos que deja mucho que desear nuestro sistema de pensiones.

Muchas de ellas sufren soledad, abandono y pobreza por parte del gobierno y la sociedad porque no cobran lo suficiente como para vivir con dignidad. Muchas de ellas son dependientes. Es un colectivo de las más desfavorecidas. Los niños también sufren la crisis y sus consecuencias ya que es una edad difícil, y pueden sufrir graves carencias alimenticias, educativas y de exclusión social a nivel de compañeros, fracaso escolar, de licencia etc.

Son los parados cabezas de familia los que van a la calle sin medios para alimentar a la familia. Pueden sufrir problemas psicológicos, mendicidad, alcoholismo y una fuerte desestructuración familiar.

Los jóvenes, que no encuentran trabajo, y si lo hacen en muy precarias condiciones, no teniendo derecho a una vivienda, lucrándose los bancos con las hipotecas y las constructoras enriqueciéndose todo lo que han podido.

Los precios que suben sin parar no tanto los sueldos creando más desajustes económicos.

Pediría al gobierno que dejara de alimentar tanto a los bancos, que tanto daño nos han hecho.

A todos los políticos, que tanto nos han quitado, a todas las multinacionales, banqueros que tanto se han enriquecido, que piensen en el daño que nos han hecho para que se preocupen de las personas más necesitadas.

M.ª ASUNCIÓN HUALDE VILLANUEVA