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De la miseria a la rebeldía
El Mundo, , 08-12-2008El documental ‘Flores de Luna’, de Juan Vicente Córdoba, relata la historia del emblemático Pozo del Tío Raimundo Unas vías de tren separaban el Madrid de la floreciente clase media de los años 50 de otro Madrid donde la miseria se podía oler y se podía tocar. En el Pozo del Tío Raimundo, un barrio que se convirtió en símbolo de toda una época, hoy se levantan edificios de ladrillo rojo y relucientes centros comerciales, pero su historia, tan vital y sorprendente, corre el riesgo de morir en la memoria de las nuevas generaciones, que han optado por no recordar la pobreza pero también la dignidad en la que vivieron sus padres y abuelos.
Juan Vicente Córdoba está empeñado, desde hace tiempo, en impedirlo y por eso decidió, hace año y medio, bucear en la historia del Pozo, un barrio colindante a Entrevías, donde él mismo creció. El resultado es Flores de Luna, un documental de 120 minutos que sacude conciencias y remueve memorias. Tras su paso por el Festival de Cine de San Sebastián, la película se estrenó el pasado 28 de noviembre en Madrid.
Córdoba, director de películas como Aunque tú no lo sepas y A golpes, reconoce que hacer Flores de Luna ha sido una necesidad casi vital. «Es algo que me ha salido de dentro, porque yo también soy nieto de inmigrantes. Una voz interna me ha empujado a contar la peripecia de la inmigración interna de los años 40 y 50 no sólo en Madrid, sino en otras ciudades de España. Es una parte de la historia que ha quedado arrinconada en nuestra memoria, porque ya no queremos acordarnos de que hubo miseria en nuestro país», asegura.
Son los propios vecinos del Pozo quienes han dado vida con sus historias a Flores de Luna, un poético nombre que hace referencia a las chabolas que se levantaban de noche para que no pudieran ser derribadas por la Policía de día.
Algunos, como Lola la Carretera, Trifón Cañamares o José Ramírez Camacho, superan los 90 años pero, con una enorme lucidez, relatan cómo tuvieron que marcharse de sus pueblos, la mayoría en Andalucía, acosados por el hambre, la miseria y la persecución política en una España en plena posguerra.
«Tuvieron que cambiar su mentalidad rural por una cultura urbana. Llegaron a una zona de la ciudad en la que sólo había campos de trigo, patatas y maizales, rodeados, además, de vías de tren. Con el poco dinero que traían compraron los terrenos a los dueños de esas pequeñas fincas y, como no les quedaba un céntimo, empezaron a construir las chabolas con lo que encontraban, material de derribo, latas, cascotes… chabolas sin luz, sin agua. Aquello, además, era un barrizal, era como Siberia en los años 50», recuerda.
Y allí, entre lodo, frío, incultura, y sentimiento de inferioridad fueron llegando familias que buscaban en la capital un futuro para sus hijos. Nadie decía que vivía en el Pozo porque fue uno de los barrios más menospreciados y calumniados de la capital, sinónimo de una delincuencia que nunca existió en realidad. «A la Policía le interesaba demonizarlo. Siempre se le echaba la culpa de todo y parecía que esto estaba lleno de ladrones», cuenta Córdoba.
«La llegada un buen día del padre José María Llanos constituyó una revolución. «Al Pozo le tocó la lotería con él. Era un hombre muy inteligente, un dinamizador, un líder nato que construyó las primeras escuelas, trajo la luz y el agua, organizó concejos y nombró un alcalde, el señor Horacio… Montó un universo y, lo más importante, consiguió que el barrio se uniera, que nadie se avergonzara de ser del Pozo, llevó la dignidad a los poceros», reconoce Córdoba, que dedica buena parte del documental a la figura del mítico jesuíta.
Hijo de militar, defensor del nacionalcatolicismo y confesor de Franco, el padre Llanos llegó al Pozo con la idea de evangelizar a esas familias de trabajadores izquierdistas. Pero fueron sus habitantes quienes transformaron al sacerdote. «El pueblo le redimió, le hizo ver las diferencias que había y empezó a luchar por la justicia social. Fue el primer cura rojo de este país, el precursor, junto con Díaz Alegría, de los curas obreros».
El paisaje del barrio fue cambiado hasta que desapareció la última de las chabolas, en los años 80. Viviendas de ladrillo rojo ocupan los terrenos antaño sumidos en el barro y una nueva generación de jóvenes ocupa sus calles. El documental pone de manifiesto que han bastado dos generaciones para acabar con el espíritu de justicia y solidaridad del Pozo. Los jóvenes se aburren, abandonan los estudios – el Pozo registra un 72% de fracaso escolar – y a la mayoría sólo le interesa ganar dinero. «Es muy triste. Son chavales cuyos padres y abuelos han luchado muchísimo, han sido rebeldes y solidarios, pero no han sabido transmitir los valores del esfuerzo a sus hijos. Es un fracaso de nuestra sociedad y es un fracaso del Pozo», concluye.
EL RECORRIDO DE UN DOCUMENTAL
Proyección. El documental se proyecta actualmente en los cines Luchana (Luchana, 38).
En el barrio. Se harán pases el martes, 9; miércoles, 10; jueves, 11 y sábado 13 en el Centro Cívico Cultural del Pozo del Tío Raimundo.
Festivales. ‘Flores de Luna’ participó en el Festival de Cine de San Sebastián y ha sido invitada a participar en la Muestra del Reciente Cine Español, en el Lincoln Center de Nueva York; Göteborg International Film Festival; Miami International Film Festival; Jewels of Spanish Cinema, Melbourne; Nantes International Film Festival y ¡Viva! Festival of Spanish & Latin American Cinema, Manchester.
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