Tiroteo entre clanes rivales en Torrent
El enfrentamiento se saldó sin heridos pero con una decena de disparos en la calle
Las Provincias,
,
07-12-2008
El fantasma de la matanza entre los Kung Fu y los Mantequilla planeó ayer sobre el barrio del Benisaet de Torrent. El enfrentamiento a tiros que los dos clanes gitanos cerraron con cuatro muertes en marzo de 2006 en Alzira se revivió ayer en el municipio de l’Horta. “Yo estaba en casa viendo la tele y de repente he empezado a escuchar los disparos, aunque al principio pensaba que era una traca”. Un vecino de la calle del Benisaet, una oscura vía y epicentro del menudeo de estupefacientes en el municipio, relataba así el crudo enfrentamiento protagonizado por dos grupos familiares rivales.
Fuentes de la investigación indicaron a LAS PROVINCIAS que una discusión por un asunto por drogas se situó en el origen de la reyerta. Algunos testigos del tiroteo, entre los que imperaba la ley del silencio, achacaban sin embargo todo a una “pelea entre chiquillos”.
Por fortuna, la reyerta terminó sin víctimas. Al menos nadie fue atendido por herida de bala en un centro médico ni la Policía Local y Nacional – que desplazó al lugar casi una decena de patrullas – tuvo conocimiento de que hubiera daños personales.
“Cosas de niños”
La tensión se disparó pocos minutos antes de las siete de la tarde. Numerosas familias de etnia gitana permanecían en la vía pública. Una calle sin salida en la que jugaban numerosos niños. De repente, los disparos. Las citadas fuentes achacaron el origen del tiroteo a un enfrentamiento entre dos clanes rivales por un asunto de venta de droga. Algunos miembros de ambas familias negaron a los agentes cualquier relación con asuntos delictivos. Quitaron hierro al asunto. “Peleas de niños”, aseguraron. La policía apenas pudo sacar mucho más en claro de los testimonios recogidos en el Benisaet. Las miradas de los numerosos vecinos allí congregados se dirigían hostiles hacia los investigadores y los medios de comunicación.
Los restos de la violenta refriega sí eran visibles en la vía pública. Una banqueta permanecía abandonada junto a un Ford Mondeo afectado por sendos disparos en su parte delantera y trasera. El propietario del asiento, obviamente, tuvo que abandonar el taburete apresuradamente. Estaba en plena línea de fuego.
Tres vehículos afectados
El impacto de las postas de un cartucho era visible en el parachoques trasero del turismo. El cristal de la luna delantera quedó resquebrajado por el efecto de otro proyectil. Hasta tres vehículos estacionados en la estrecha calle – flanqueada por humildes viviendas de un máximo de dos alturas – quedaron afectados por los disparos.
El impacto de los perdigones y balas eran también visibles en algunas de las paredes de los inmuebles. Los agentes encontraron en el lugar numerosas postas de los cartuchos, así como munición del calibre nueve milímetros, similar a la habitualmente empleada por las Fuerzas de Seguridad.
Junto al escenario del tiroteo se vislumbraba también abandonada una televisión. Dos gatos callejeros se lamían perezosamente junto a ella. Ningún agente pudo sacar de los residentes una explicación coherente sobre la presencia del electrodoméstico ni si guardaba relación con los disparos.
“Ni salir de casa”
La calle quedó cortada al tráfico de vehículos y los policías acordonaron la zona escenario del tiroteo. “No nos han dejado ni salir de casa. Yo me he asomado al balcón y me han dicho que me meta otra vez dentro Ni siquiera dejaban sacar los coches de la calle”. Las palabras de uno de los residentes en la calle del Beniaset describen a la perfección la tensión que se vivió en el conflictivo barrio de Torrent.
Policías Locales y Nacionales examinaron durante más de una hora la zona en busca de casquillos y otros vestigios del violento enfrentamiento. Con el haz de sus linternas rastrearon los bajos de los coches en busca de las pistas y fotografiaron los lugares de impacto. Decenas de curiosos, apostados junto a las puertas de sus casa, no perdieron ojo en ningún momento de sus pesquisas.
Al cierre de esta edición, varias patrullas de la Policía Local y de la Nacional permanecían en el lugar de la refriega. La orden era no moverse de allí para evitar que la tensión volviera a dispararse. Evitar a toca costa una tragedia como la vivida en el barrio de l’Alquerieta de Alzira.
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