El aumento de víctimas eleva la tensión entre los familiares

ABC, 06-12-2008

ÁNGEL MARÍN

BARCELONA. La tensión se podía cortar anoche con un cuchillo en el Hospital Vall d´Hebron. Más de doscientas personas, la mayoría de etnia gitana, se concentraron en la puerta del edificio de Traumatología para llorar a sus muertos – una joven de 17 años y un hombre de 41 se sumaron a la lista de fallecidos por la explosión de gas en el barrio de Can Espinós de Gavà, que abrió una mujer de 60 años que este fin de semana será enterrada en Gavà – . Una delegación institucional de Granada, encabezada por el alcalde de Benalúa de Guadix, asistirá al entierro de la primera víctima, natural de este municipio granadino.

Conforme el número de víctimas va aumentado, el nerviosismo crece entre los familiares que esperan noticias de los heridos ingresados en la Unidad de Grandes Quemados. Los médicos temen por la vida de seis adultos y cinco niños que tienen un pronóstico «muy grave». Las pocas esperanzas de vida incrementa la angustia y el dolor de los familiares que son atendidos por psicólogos en dos carpas instaladas a pocos metros del lugar de concentración y duelo. Todos son familia. La tragedia de Gavà puede acabar con cuatro generaciones – abuelos, padres, hijos y nietos – de una misma familia. Al conocer la trágica noticia, 52 familiares de las víctimas se desplazaron en autocar desde Benalúa de Guadix para acompañar a sus hermanos, primos, sobrinos… en estas horas amargas y dolorosas para la comunidad gitana de Ca n´Espinós. La mayoría lleva ya dos días en vela, sin dormir en una cama caliente y comer encima de una mesa. El cansancio se refleja en el rostro de estas personas desesperadas que esperan un milagro.

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