Acabaron perseguidos, detenidos y en comisaría… por un plato de patatas fritas y hamburguesas. A los arrestados, dos inmigrantes marroquíes, no les sentó muy bien que les dijeran que no había comida y la tomaron con los técnicos del albergue municipal y con el policía local que vigila el edificio.
Los dos hombres se presentaron en el Centro de Acogida de la calle Góngora a la una y media de la tarde en busca de comida. Se dirigieron a la ventanilla donde un técnico dispensaba las raciones del día y pidieron un plato de comida.
Según las fuentes consultadas, el empleado les informó de que se había agotado el cupo de almuerzos (unos 80 diarios) y les entregó un tique para que tuvieran una entrevista con la psicóloga, de manera que se convirtieran en usuarios del centro básico.
A los inmigrantes sobre todo a uno de ellos no les sentó muy bien la negativa del trabajador. Al parecer, uno de los jóvenes comenzó a insultarlo, lo que provocó la intervención del agente de la Policía Local que vigila el edificio. Entonces, uno de ellos supuestamente golpeó al agente en el costado, explicaron las fuentes. Los dos salieron corriendo.
El policía alertó a las unidades que estaban en la zona. En unos minutos, las patrullas interceptaron a uno de los inmigrantes en la estación María Zambrano. El otro fue localizado instantes más tarde en las vías del tren. Y todo, porque les negaron un plato de comida.