Unas declaraciones críticas con la nueva inmigración del ex presidente de la Generalitat Jordi Pujol han entrado por la puerta de atrás y de la peor forma posible en la campaña de CiU por ganarse la confianza de los nuevos catalanes.

El pasado miércoles, y mientras Artur Mas se daba un baño de masas multiculturales con el afán de reconvertir un voto tradicionalmente esquivo en caladero natural de la federación, las palabras de Pujol en Omnium Cultural chirriaban en los oídos del partido, sobre todo tras tachar de «problema» para Cataluña a quienes Mas agasajaba en ese preciso momento.

La estrategia del líder de CiU para ganarse la confianza de los recién llegados no pueden estar más alejada de las palabras de Pujol durante la presentación del libro Toc d’alerta’. Allí, y acompañado de Heribert Barrera, el ex president apuntó que «sin el problema de la inmigración, estaríamos mucho mejor que nunca». Una posición que refuerza en el mismo libro, donde asegura que Cataluña vive un momento de «debilidad», situación atribuible, «en buena parte», a la inmigración. Según añade, ése, y no otro, «es el mayor problema que tenemos. Los otros los podemos resolver».Pujol, además, se mostró especialmente crítico con la comunidad latinoamericana, a la que cree que «le cuesta entender la catalanidad».

La clamorosa contradicción entre Pujol y el actual líder de CiU, sin embargo, no mereció ayer ninguna puntualización desde el partido, limitando su respuesta a este medio a un «sin comentarios».Pujol sí se ha granjeado las críticas de SOS Racisme, que lamenta que quien fuera máximo mandatario vuelva a dirigirse hacia el colectivo inmigrante con términos «xenófobos» que no hacen más que fomentar el «racismo social».