Jacques Barrot
Ante el reto del incremento de los flujos migratorios, Europa ha elaborado una estrategia común. Los 27 estados miembros han adoptado el pacto europeo para la inmigración y el asilo, un gran avance para la UE en un ámbito en el que, hasta ahora, prevalecían las políticas nacionales. La política de asilo goza así de un lugar destacado. Es un deber para Europa, un imperativo moral para una comunidad que debe seguir fiel a uno de sus valores fundamentales: la acogida de refugiados.

En el 2007, 222.000 personas solicitaron asilo en la UE. Estas personas huyen de guerras, persecuciones, discriminaciones. Abandonan sus países esperando que Europa les abrirá los brazos. Pero la normativa actual conduce a una doble injusticia. Injusticia con los refugiados, porque según el Estado donde se hace la solicitud de asilo, la posibilidad de obtener una respuesta afirmativa ¡varía de 1 a 100!

En Suecia, las decisiones positivas superan el 25%. En Grecia, son menos del 3%. E injusticia entre los estados miembros. Chipre recibe 9 solicitudes de asilo por cada mil habitantes, mientras que la media europea es de 0,45. Debemos mejorar las condiciones de acogida y armonizar las normas para evitar que los solicitantes de asilo se lancen a través de Europa en un recorrido irregular en busca de las condiciones más favorables. En esta dirección va mi propuesta de revisión de la directiva sobre las condiciones de acogida. La protección de los solicitantes de asilo más vulnerables, el interés superior de los niños, el acceso vinculado al mercado laboral son conceptos clave de este nuevo texto. Estos avances deben acompañarse de una mayor cooperación entre los estados.

Vamos a proponer la creación de una oficina europea de apoyo al asilo que colaborará con los estados, poniendo a su disposición expertos y traductores especializados. Se reforzará la asociación con los terceros países que acogen refugiados que desean quedarse en su región de origen. Jordania y Siria, por ejemplo, acogen a dos millones de refugiados, la mayoría procedentes de Iraq, a menudo en condiciones precarias. Europa debe ayudar a estos estados. Deseo que el 2009 pueda considerarse un año en que el derecho de asilo en Europa progresó de manera significativa. La visión y la voluntad europea tienen que servir de ejemplo al mundo.