Tomadura de pelo

«Ha preferido fortalecer la buena sintonía actual con el ministro y dar pasos por muy pequeños que sean antes de vivir la calamitosa tempestad que padecieron (sobre todo los menores) con Caldera»

Canarias 7, Juan Manuel Pardellas, 04-12-2008

No sé si el amor ciego que prfesa la consejera Inés Rojas al ministro Corbacho es comparable al que personalmente le tengo a ella, en especial por introducir algo de cordura en ese camarote de los Hermanos Marx al que cada día se parece más el Consejo de Gobierno que padecemos. Quizás ese arrojo, su demostrada sensibilidad, su coherencia en un asunto bomba como el de los menores extranjeros no acompañados, oculta las carencias que no quiero ver. Pero por donde no puedo pasar es por la venta de humo y farsa que se produjo ayer en Madrid. El ansiado convenio para enviar 500 menores a la Península, a cambio de cobrar 15 millones de euros (cada niño mercantilmente tasado en 80 euros/día) tiene tantos agujeros como un colador. No especifica cantidad de chicos por comunidad autónoma; no dice qué pasará cuando dentro de 33 cayucos otros 500 chicos hayan cubierto el hueco que dejen éstos en enero; no aclara si la guarda, tutela y custodia la mantiene el Gobierno de Canarias, no especifica en base a qué criterios se envía un chico a la Península y no a otro, no habla ni una sola vez de los derechos del niño, ni establece el compromiso de articular, bien en la Ley del Menor, bien en cualquier otra, una nueva normativa que regule el fenómeno de los niños – cayuco, ni siquiera compromete al vicepresidente del Gobierno canario a que exija a sus compañeros del PP que rigen comunidades (por ejemplo, Madrid) a que desbloqueen de una vez su impertinente e insolidaria postura de no aceptar chicos de Canarias. Lo único que queda claro es que a Inés Rojas, Corbacho se la ha llevado al huerto. Sólo cabe una posibilidad más. Como mujer de arrestos que es, consciente de todos estas debilidades del documento, ha preferido fortalecer la buena sintonía actual con el ministro y dar pasos como éste convenio, por muy pequeños que sean, antes de vivir la calamitosa tempestad que padecieron (sobre todo los menores) con el anterior ministro Caldera, que aún tiene la vergüenza de negar lo que dijo ante una sala repleta de micrófonos: en Canarias jamás habrá más de 300 chicos. Hasta ayer eran 1.470. Recuérdenlo: 1.470 niños. Ni números ni mercancía. Niños.

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