Desbordados por el paro

La Vanguardia, , 03-12-2008

NO por esperado deja de ser dramático el intenso ritmo de incremento del desempleo que sufre España. En noviembre, la cifra de parados registrados en las oficinas de empleo roza ya los tres millones, al haber aumentado en 171.243 personas en ese mes.

Lo grave, además, es que existe un consenso generalizado, confirmado por el propio vicepresidente económico, de que en los próximos meses el paro seguirá aumentando con intensidad, a medida que la economía entre en lo más profundo de la recesión. Hay previsiones que apuntan que en el 2009 se sobrepasará la barrera de los cuatro millones de parados.

Lo peor, por tanto, está por venir, ya que el fuerte aumento del paro que se ha registrado retroalimenta la crisis, dado el descenso del consumo y el aumento de la morosidad que comporta. Pero, además del problema económico, hay un creciente problema social, agravado por el hecho de que la mayoría de los nuevos parados son hombres (cabezas de familia) e inmigrantes. El desempleo en este colectivo ha aumentado un 90% en el último año. Es crucial, por tanto, intentar garantizar el seguro de paro y las ayudas sociales para que los afectados puedan superar el riesgo de exclusión y recolocarse. Pero hay que ir mucho más lejos. El Gobierno lo intenta, pero el acelerado ritmo de destrucción de empleo desborda sus planes para hacer frente a la crisis. El plan de emergencia para crear 300.000 empleos, principalmente a través de los ayuntamientos, es ya insuficiente para cubrir el aumento del paro que se ha producido en los dos últimos meses y que suma la cifra de 362.243 personas.

Nada más conocerse la evolución del paro en noviembre, la mayoría de los partidos, instituciones económicas, patronales y sindicatos expresaron su preocupación por la gravedad de las cifras, así como por las malas perspectivas que se vislumbran, y pidieron al Gobierno nuevas acciones para impulsar la creación de empleo. Cada vez son más, en este sentido, los que claman por flexibilizar la contratación para que las empresas – que son el semillero del empleo futuro-puedan ajustar rápidamente sus plantillas y mantenerse a flote. Si además de perderse empleos las empresas se ven obligadas a cerrar, la salida de la crisis será más difícil. Nuevamente, por tanto, hay que pedir por enésima vez un pacto social y económico contra la crisis.

Pero el problema más acuciante – y también hay que repetirlo nuevamente-es la falta de crédito que asfixia a las empresas y frena el consumo, una cuestión que exige acciones más decisivas para solucionarlo.

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