«África y Europa se necesitan para combatir la violencia de género»

ABC, 29-11-2008

POR DANIEL HERRERA

LAS PALMAS. Nacida en Etiopía, educada en Bélgica y, en la actualidad, residente en Canarias. Sangre senegalesa y sabiduría europea. Su enriquecimiento cultural impregna su propio ADN. Sin duda, una balsámica arista que nos permite definir con mayor nitidez la problemática de la violencia de género tanto en África como en el Viejo Continente.

- Parece que su historia describe renglones personales muy singulares. ¿De dónde es usted?

- Ante todo, me considero una ciudadana del mundo. Y me explico. Yo soy de Senegal, nací en Etiopía, crecí en Bélgica, estudié en Francia y también en Sudáfrica. Por otro lado, trabajé en Ruanda, Tanzania y Etiopía. Ahora llevo nueve meses en Canarias, colaborando con la Unión Africana en este proyecto para consensuar soluciones conjuntas por la igualdad de género en ambos continentes. Mi filosofía es muy clara: no deben existir fronteras. Los pasaportes son aranceles etéreos que deben desaparecer.

- ¿Cuáles son los objetivos que persiguen en estas reuniones técnicas auspiciadas por Casa África?

- La idea, desde el punto de vista de la Red de Mujeres Africanas y Españolas por un Mundo Mejor, es evidenciar que no se puede avanzar en materia económica y social si no se definen medidas para erradicar la violencia de género. Hemos decidido desarrollar una agenda común entre las mujeres europeas y africanas para fusionar soluciones que sean factibles en su aplicación, al mismo tiempo que buscamos la implicación de otros países europeos gracias al compromiso alcanzado con España.

- La situación de la mujer en el continente vecino es más que compleja, pero no tanto como la ignorancia europea en esta parcela, ¿todavía hay muchos mitos al respecto?

- Por supuesto, ofrece matices muy singulares, porque es un continente con muchos tipos de manifestaciones de esa violencia, pero tenemos que decir que hemos conseguido interesantes progresos. Hay más de 20 países presentes en este evento. En Burkina Faso, por ejemplo, se ha erradicado gran parte de las mutilaciones genitales. Incluso en el Norte de África se ha conseguido que la mujer pueda decir casarse a partir de los 18 años. Además, en estos momentos Liberia está siendo gobernada por una presidenta, cosa que en España no se ha producido aún. Sin embargo, tenemos otros focos del continente que acaparan la atención por los delicados acontecimientos que se viven allí, como es el Congo.

- En el tema de la mutilación genital, también hay muchos tópicos en torno a la religión.

- Lo que pasa es que, con la inmigración, esta realidad penetra en Europa, y se reproducen casos en Francia y Alemania. Se dan situaciones de mujeres con problemas físicos y sociales por estos duros episodios y siempre se asocian a la religión. Yo soy de Senegal, un país de mayoría islámica. Puedes leer a fondo el Corán y darte cuenta de que estas prácticas no aparecen en ningún pasaje del mismo. Son rituales de naturaleza netamente cultural.

- ¿Cómo se ve en África el papel de la mujer europea?

- También existen mitos en esta vertiente. A muchas mujeres les sorprendía el hecho de que en España también hubiera violencia de género y que se producen muertes en este ámbito. Incluso para mí era una sorpresa. Éste no es un problema de dinero ni de progreso. Hay países, como digo yo, «superdesarrollados», en los que la desigualdad sigue presente en su interior. Tenemos mucha experiencia en África que puede servir de ayuda tanto a España como al resto de Europa.

- ¿Qué pueden aportar ambos continentes a la otra orilla?

- África puede dotar a Europa de mucha sabiduría en esta parcela y Europa puede aportar sus progresos en este cambio social que se quiere fraguar en África. La mujer, nazca donde nazca, no debe tener límites en lo que se proponga. El único límite es el cielo.

- Siendo hija de diplomáticos, su experiencia en el Viejo Continente habrá experimentado un sinfín de contrastes.

- He tenido mucha suerte por estudiar en Bélgica, exactamente en el Liceo francés. Estuve muy protegida en aspectos como el racismo pero dentro de mis amistades he visto situaciones incómodas. En Saint Tropez, (al sur de Francia) sí he vivido ciertos episodios extraños. Sin embargo, puedo decir que en España se vive muy bien como africana. En el sur de Europa hay una gran apertura cultural.

- ¿Cómo percibe el problema de la inmigración en España y Canarias?

- Me parece que la gente aquí es muy abierta a la hora de ayudar en esta parcela. Lógicamente, el racismo está en todas partes, incluso entre los propios africanos. Cuando ves las noticias sobre los cayucos no puedes evitar que te duela, porque en mi familia hay parientes que han desaparecido en este tipo de travesías. El papel de España y de los europeos debe ser trabajar por otorgarle esa oportunidad que se merecen todas estas personas en su objetivo por poder elegir su destino.

DANIEL HERRERA

Diakhoumba Gassam, gran baluarte de las jornadas técnicas celebradas en Cása África

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