La detención del portavoz de Inmigración del Partido Conservador por agentes de la lucha antiterrorista como sospechoso de filtrar documentos perjudiciales para el Gobierno ha provocado la furia de la clase política británica. Damian Green fue detenido en su casa del distrito electoral de Ashford, en Kent, mientras nueve agentes de las fuerzas antiterroristas registraban su domicilio en Londres. Los agentes se llevaron el móvil, la Blackberry y los ordenadores del diputado. Green fue conducido a una comisaría del centro de la capital, donde fue interrogado. Después de nueve horas, quedó en libertad sin cargos, aunque deberá responder en febrero a un interrogatorio sobre las filtraciones.
La contundente y aparatosa actuación policial provocó críticas y condenas de los partidos de la oposición. El líder tory, David Cameron, calificó lo ocurrido de “alarmante” y pidió explicaciones al Gobierno y a la policía: “¿Si querían hablar con Damian Green, por qué no cogieron el teléfono y pidieron hablar con él? Hay preguntas que necesitan una respuesta. Creo que los ministros del Gobierno también tienen preguntas a las que responder”. Gordon Brown aseguró no haber sido informado previamente de la operación policial. “No supe nada a priori, la ministra del Interior tampoco y no sé de ningún otro ministro que lo supiera”, señaló.

INVESTIGAR FILTRACIONES
La investigación fue ordenada por el Ministerio del Interior para identificar la fuente de una serie de filtraciones, que sacan a la luz información comprometida para el Gobierno. Hace un año, se supo que el Ministerio del Interior había dado permisos de trabajo a 5.000 inmigrantes y había decidido no hacer pública la medida. El Gobierno laborista se vio pillado in fraganti. Tres meses más tarde, otra mano anónima hizo saber que un inmigrante ilegal había sido empleado como limpiador en la Cámara de los Comunes. Poco después, salía a la luz la lista de los diputados laboristas rebeldes que se disponían a votar contra el Gobierno, sobre la extensión de los límites de detención de presuntos terroristas. Finalmente, se supo de una carta confidencial de la ministra del Interior, advirtiendo de que la recesión económica podía conducir a un aumento de la delincuencia.

DEMOCRACIA EN PELIGRO
Nick Clegg, jefe de los Liberal Demócratas, condenó el arresto, advirtiendo de que “la democracia está en peligro”. Incidentes como el ocurrido con Green, señaló, “se pueden esperar en una dictadura de pacotilla, no en una democracia moderna”. La directora de la organización de derechos cívicos Liberty, Shami Chakrabarti, recordó que “la principal misión de la Policía Metropolitana es proteger a los londinenses de cualquier daño, no al Gobierno de sus vergüenzas políticas”.