Canarias pondrá en marcha a partir del próximo 1 de enero aulas para la adaptación del alumnado inmigrante que se incorpore al sistema educativo de las Islas con el curso empezado. Este modelo, inspirado en la experiencia que Cataluña ha implantado este curso con dosis considerables de polémica, tratará de evitar el abandono escolar del colectivo de estudiantes de origen inmigrante mediante el trabajo con los jóvenes y sus familias.

La medida fue anunciada ayer en el Parlamento canario por la consejera de Educación, Milagros Luis Brito, quien subrayó su carácter experimental y adelantó que la permanencia de los alumnos en estas aulas no superará “en ningún caso” la duración de un curso escolar y que cada grupo reunirá a un máximo de quince chicos. “He hablado mucho con el Gobierno catalán, y no me he copiado, pero casi”, reconoció la consejera en relación a las aulas creadas por la Generalitat en los municipios de Vic y Reus.

Luis Brito protagonizó ayer dos comparecencias consecutivas en el pleno de la Cámara, ambas relacionadas con las políticas de atención a la interculturalidad y al alumnado extranjero. Durante el debate, el diputado socialista Juan Ramón Rodríguez-Drincourt, que se criticó contundentemente unas declaraciones anteriores del viceconsejero de Educación, Gonzalo Marrero, en las que, a su juicio, apostaba por la “segregación en las aulas”.

“El viceconsejero no ha dicho en ningún momento que haya que segregar. Ha dicho que se debe facilitar la integración y la inclusión social, y eso no se consigue con palabras huecas, sino con políticas y estrategias”, argumentó Milagros Luis Brito.

La responsable autonómica de Educación destacó otras medidas adoptadas por el Ejecutivo, como la integración de menores no acompañados en los programas de cualificación profesional inicial, el apoyo idiomático y las acciones formativas para el profesorado.