Dos sueños tragados por las olas
La familia de dos jóvenes argelinos no sabe nada de ellos desde que, hace ocho meses, embarcaron en una patera rumbo a España
La Verdad,
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26-11-2008
Hoari Bouzkri tiene 24 años. Su hermano Mounir, 30. Hace ocho meses embarcaron en una patera, en Argelia, rumbo al sureste español. Su intención era llegar a la Región, donde les esperaba Yassin, el tercero de los hermanos Bouzkri. Pero nunca llegaron. Quizá sólo el mar conozca qué es lo que pasó durante aquella travesía, pero la familia no quiere rendirse. Se aferran a la posibilidad de que los dos jóvenes desembarcasen en algún lugar de la costa y, por alguna razón, hayan decidido no llegar a Murcia. Sin embargo, saben que la lógica apunta a un desenlace terrible.
Hoari y Mounir son dos inmigrantes irregulares. Por eso no figuran en ninguna estadística de desaparecidos. Oficialmente, su patera no existe. Ningún gobierno los busca. Hoari, el hermano menor, vivió durante una temporada en Murcia. Trabajaba en el campo o en lo que iba saliendo. De aquí dio el salto a Francia, donde vive su tío. Allí, los gendarmes lo detuvieron y fue expulsado a Argelia. Sin embargo, mantenía su sueño de un futuro europeo. Así que decidió volver, y su hermano mayor, Mounir, decidió acompañarlo. Se despidieron de su madre y se fueron al puerto, a buscar una patera con la que cruzar el mar.
Su historia no es única. Nadie sabe cuántos inmigrantes han sido tragados por las olas, pero a veces el resultado de la tragedia se deja ver a este lado de la frontera. Como en diciembre del año pasado, cuando doce argelinos naufragaron frente a Cabo de Palos. Sólo dos consiguieron sobrevivir. En septiembre, las playas alicantinas recibieron los cadáveres de otros siete argelinos. Antes, en abril, diez subsaharianos murieron cerca de Alhucemas, en aguas marroquíes.
La familia sabe que Hoari y Mounir podrían ser dos nuevos nombres en esta terrible lista. Pero tampoco descartan otras posibilidades. Para llegar a España tuvieron que ponerse en contacto con las mafias que trafican con personas. Quizá tuvieron algún problema con ellos. O están inmiscuidos en alguna otra historia que ellos desconocen. La tensión y la incertidumbre los está destrozando. «Mi madre es ya muy mayor, y está enferma; esto la está matando», cuenta Yassin, el tercero de los hermanos, a través de un traductor. Han distribuido la foto de Hoari, y piden que si alguien sabe algo se dirija a la Guardia Civil.
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