Hace ahora cuatro años y viendo la necesidad de trabajar en favor de la mujer indígena, Addy de Servanda Pérez fundó el Centro de los Derechos de la Mujer de Chiapas. Desde entonces, el colectivo trabaja en las distintas comunidades del estado mexicano para ayudar a las indígenas. Pérez se acercó ayer a Irun para ofrecer una conferencia, que organizó el Ateneo Kabigorri junto con la ONG Mundubat.

- En su ponencia de ayer, usted habló de la situación de las mujeres indígenas. ¿Qué puede decir al respecto?

- Hay una discriminación por ser indígena y por ser mujer. La subordinación que vive la mujer es algo que está muy arraigado en la cultura indígena. No es que los hombres las subordinen sino que nosotras mismas, las mujeres, lo hacemos desde que nacemos prácticamente. Es algo que empieza en el propio hogar.

- ¿Qué es lo que están haciendo desde el centro para mejorar esta situación?

- Estamos trabajando en las comunidades. Lo hacemos desde la sensibilización en cada comunidad, en la que participan tanto hombres como mujeres.

- Entonces, ¿el centro no trabaja únicamente con la población femenina?

- No. Nos lo dicen las propias mujeres, no sirve de mucho acercarnos a las comunidades y hablar sólo con las mujeres porque después llegan a casa y les gritan y pegan. Hay que trabajar con los hombres, por eso tratamos de sensibilizar a toda la comunidad.

- Usted es socia fundadora del Centro de los Derechos de la Mujer de Chiapas. ¿Qué funciones lleva a cabo en este lugar?

- Principalmente, me encargo de labores administrativas pero, cuando puedo, también salgo a las comunidades para dar talleres de género. Me gusta salir porque yo también soy indígena, de la etnia chol. Cuando llegamos y platicamos con las mujeres indígenas, sentimos que hay muchísima más aceptación y hacen más caso porque nosotras también somos indígenas. Sienten más confianza que con una mujer mestiza y se abren más.

- ¿Qué le llevó a fundar este centro?

- Desde niña he estado viviendo en comunidades indígenas. Cuando empezó el levantamiento armado, las comunidades vivimos una gran represión por parte del Gobierno mexicano. Muchas de estas comunidades fueron desplazadas. Vi la necesidad de empezar a trabajar con las mujeres y por eso, comenzamos a organizarnos.

- ¿Es optimista de cara al futuro?

- Sí, creo que todo el trabajo que estamos haciendo desde el centro traerá sus frutos. No mañana, pero sí poco a poco.