La inmigración ilegal se concentra en el Alto Guadalquivir para la aceituna

ABC, 25-11-2008

ANDRÉS ORGAZ/J. M. C.

MONTORO/CÓRDOBA. El inicio de la campaña de la aceituna está siendo muy diferente a la pasada, ya que apenas se está notando la presencia de inmigrantes sin papeles que acuden a las diferentes zonas olivareras para poder conseguir un trabajo.

Así, al menos, está ocurriendo en las comarcas del Guadajoz, Campiña Sur, Subbética o Los Pedroches, pero no en el Alto Guadalquivir, donde sí se han detectado por parte de sindicatos y ayuntamientos a numerosos inmigrantes procedentes de Rumania, Marruecos, Bulgaria o Lituania, que acuden a Montoro, Adamuz o Bujalance, donde se concentra el mayor número de hectáreas de olivares.

En Lucena, por ejemplo, su alcalde, José Luis Bergillos, señaló que este año, la cosecha no ha sido tan buena y los inmigrantes lo saben y no vienen». Su colega de Puente Genil, Manuel Baena, por su parte, recordó que en 2007 por estas mismas fechas se habían alojado ya dos campamentos de inmigrantes «ilegales» y en el presente año, «sorprendentemente, no hemos visto ninguno».

De igual modo, los sindicatos UGT y CC.OO. tampoco han podido confirmar la afluencia masiva de «sin papeles», como señalaron María Trujillo y Rafael Estévez, respectivamente, si bien en pueblos como Adamuz «sí se han empezado a ver», aclararon.

No sólo en Adamuz. Según datos facilitados a ABC por la Policía Local de Montoro, en este mes se ha producido un descenso del 30 por ciento de inmigrantes que han llegado hasta la localidad. Aunque las previsiones «irán en aumento, conforme avance la campaña».

Sin asentamientos ilegales

Aún así, José Romero, concejal de Seguridad, apuntó que «se ha reducido de manera importante la llegada de inmigrantes, y ya no existen asentamientos ilegales en las zonas habituales como el parque periurbano y la Fuente de la Oliva». Y es que, según las inspecciones de la Policía, la cifra de inmigrantes que durante la campaña pernocta en este núcleo urbano, mediante viviendas de alquiler, no alcanza las 500 personas. Y una cifra parecida permanece en cortijos y casas habilitadas en las fincas de trabajo. Es decir, cerca de 1.000 inmigrantes en total.

La Policía Local está ejecutando registros para controlar las denominadas «casas pateras», que años atrás acogían hasta 25 inmigrantes hacinados en viviendas reducidas e inhabitables, y que, sin embargo, ahora ya no se están produciendo.

En opinión de los sindicatos, esta bajada se debe tanto a los contingentes de extranjeros que traen las organizaciones agrarias como, «y sobre todo», al gran número de trabajadores oriundos de España, así como extranjeros legalizados y con permisos de trabajo y residencia, que también buscan empleo en los tajos.

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