La alcaldía de París publica una guía con instrucciones para descubrir y anular los matrimonios forzados
El Periodico, , 25-11-2008“Tengo 19 años. Estoy en el primer año de estudios de enfermera. Mis padres me proponen ir de vacaciones al país por primera vez. Mi abuela está enferma y me reclama. No sé… me he volcado en los estudios. Primas, amigas ya fueron… una ida sin vuelta. Mi hermana mayor fue hace tres años”. Testimonios como este esconden una práctica que está aumentando en Francia, la de los matrimonios forzosos a los que se obliga a jóvenes de familias procedentes del Magreb, África subsahariana, Turquía y algunos países de Asia.
Otro caso es el de K., de 18 años, que llegó a Francia desde las Comores cuando tenía seis y que tuvo que abandonar los estudios cuando sus padres empezaron a presionarla para organizar un matrimonio. Tuvo que dejar el domicilio familiar, al que no ha regresado.
Uno de los últimos incidentes ocurrió el 5 de noviembre en Tolón (sur de Francia). I., de 18 años, declaró a la policía que esa noche fue sometida a la fuerza a un consejo de familia después de que su madre, argelina, de 52 años, y sus hermanas, de 14 y 16, la insultaran y golpearan porque se negaba a casarse en Argelia, ya que mantenía una relación con un no musulmán, un vendedor de pizzas de 21 años.
Número desconocido
El número de matrimonios forzosos en Francia es una incógnita. El Alto Comisariado para la Integración aseguró en el 2003 que “70.000 adolescentes” estaban
“afectadas en Francia por el matrimonio forzado”, pero en realidad esa cifra correspondía al número total de chicas de 15 a 18 años originarias de los países donde se practica esta costumbre. El único estudio existente se hizo en el 2006 en el departamento de Seine – Sant – Denis, en la banlieue norte de París. De 1.600 chicas consultadas, a 40 les habían propuesto un novio y, de ellas, cinco habían sido obligadas a casarse.
En cualquier caso, las asociaciones dedicadas a combatir la violencia contra las mujeres observan un aumento de los casos. Por eso, el Ayuntamiento de París acaba de editar una guía destinada a cargos públicos y funcionarios del registro civil con una tirada de 2.000 ejemplares. “La guía presenta la estrategia que hay que seguir antes de un matrimonio forzado: escuchar a las mujeres, descubrir los indicios y enviar, en su caso, el asunto a la fiscalía”, explica Fátima Lalem, adjunta al alcalde de París encargada de la igualdad entre hombres y mujeres. “Hay que movilizarse en los barrios, en las escuelas, sin que parezca una intromisión en la vida privada”, añade Lalem.
La iniciativa sucede a otra, una primera guía mucho menos ambiciosa publicada en el 2005 con una difusión de 150.000 ejemplares dirigidos a informar a los jóvenes de esta práctica.
La guía contiene la definición de matrimonio forzado, los principales artículos del Código Civil y de otras leyes sobre el matrimonio, las recomendaciones que deben seguir, paso por paso, los concejales y alcaldes que celebran matrimonios – – incluida la posible anulación posterior – – y una lista de oenegés a las que se puede acudir. Jacques Bravo, alcalde del distrito 9° de París, se enfrenta a este problema tres o cuatro veces al año. “Estas situaciones requieren mucha vigilancia y mucha humanidad. Lo más importante es la alerta por parte de los cargos públicos, porque una chica tiene que tener mucho carácter para atreverse a decir no”, advierte Bravo.
Bodas no válidas
La guía pretende paliar la falta de formación de cargos públicos y funcionarios. Isabelle Gillette – Faye, directora del Grupo por la Abolición de las Mutilaciones Sexuales (GAMS), que acoge cada año a 200 jóvenes con riesgo de sufrir la ablación, insiste en la necesidad de conocer el problema: “Es preciso hacer un trabajo muy didáctico porque ha habido muchos casos en Francia de cargos públicos que se han encontrado con matrimonios forzados y no han sabido qué hacer”. Coumba Touré, presidenta de la asociación, se preocupa del origen. “Los agentes consulares en los países de África con los que trabajamos también necesitan formación”, dice.
El matrimonio religioso en esos países o las ceremonias en familia no son válidos en Francia y deben ser ratificados por el procedimiento civil. “Hay algunos casos en que a las jóvenes se les organiza un matrimonio en Argelia, Marruecos o Túnez y ellas no saben ni que las han casado”, explica Fátima Lalem.
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